La Muerte del Archimago Esqueleto. El Ambicioso Enviado de la Familia Real

—¿Monopolizar...? ¿Monopolizar...?

Ulrix parecía haber entendido algo, y un sentimiento de miedo se extendió por todo su cuerpo.

«Este tipo...»

«¡Este bastardo!»

«¡Nunca había querido reclutarlo desde el principio!»

«No... ¡No, no!»

«Voy a morir... ¡Yo, Ulrix... voy a morir!»

El miedo a la muerte se extendió por todo el cuerpo de Ulrix, y desesperadamente intentó ponerse de pie y huir.

«Muévete... ¡muévete, hijo de p*ta! ¿Por qué no puedo mover mi cuerpo?»

Ulrix gritó furiosamente en su corazón. De repente pareció darse cuenta de algo.

«No...»

«Cómo podía ver mi propio cuerpo...»

«Mi cabeza... ¿en el suelo?»

Ulrix abrió los ojos de par en par.

¿Cómo era posible? ¿Cuándo su cuerpo se había arrodillado en el suelo y su cabeza había caído al suelo sin que nadie lo supiera?

—¿Por qué... por qué...

Al notar que su cabeza había caído al suelo, y su vida parecía fluir más rápido, Ulrix abrió la boca con dificultad y preguntó.