—Entonces está decidido. ¿Necesito añadir más reglas?
Joelson se quitó el abrigo y comenzó a calentar.
—No, no, no, no hay necesidad en absoluto. Ni siquiera puedo usar mis manos. ¡Ya me has dado mucho!
El esqueleto de túnica negra parecía emocionado.
Cuando llegara el momento, tendría que ser humilde y ceder ante este caballero de buen corazón. No quería matar al otro de un solo golpe y avergonzarlo. Simplemente le dejaría luchar unos cuantos movimientos más antes de derrotarlo.
Con este pensamiento en mente, el esqueleto de túnica negra se quitó su túnica negra y flexionó sus ligamentos y huesos. Se podía escuchar el sonido de los huesos crujiendo.