—¿Quién soy?
—¿Dónde estoy?
—¿Dónde se supone que debo estar?
Wang Teng despertó con la mente confusa. Por un momento, no pudo recordar nada.
Examinó sus alrededores instintivamente y notó que se encontraba en una cueva oscura, húmeda, estrecha y angosta. Sin embargo, había una capa de heno extendida en el suelo, así que no estaba tan húmeda.
Quiso ponerse de pie pero desistió después de un rato. Este espacio era demasiado pequeño. No había suficiente espacio para que pudiera levantarse.
Solo podía doblar ligeramente su cuerpo y apoyarse contra las paredes de la cueva. Sin embargo, esta postura lo hacía sentir extremadamente incómodo. Además, al moverse, las múltiples heridas en su cuerpo se resintieron.
—¡Hiss! —El dolor le hizo tomar una profunda bocanada de aire.
¡Esto era muy doloroso!
Debido al dolor insoportable, finalmente recordó lo que había sucedido antes de desmayarse.
¡La Señora del Diablo de Incubus Negro no estaba muerta!