(Extracto del Tao Te Ching, capítulo 36: "El Tao es inagotable en su profundidad; por eso es capaz de nutrir. Es inagotable en su amplitud; por eso es capaz de abarcar. Es inagotable en su simplicidad; por eso es capaz de perseverar. Es inagotable en su humildad; por eso es capaz de ser grande.")
El regreso al mundo real
Su Xiao pasaba la mayor parte de su tiempo entre el Campo de Prueba y su espacio privado, enfocándose en el modo de combate real para perfeccionar sus habilidades. A pesar de "morrir" varias veces durante el entrenamiento, su progreso era innegable. En un abrir y cerrar de ojos, tres días habían pasado, y el Parque del Ciclo lo devolvió al mundo real con una advertencia:
**"El cazador está a punto de regresar al mundo real. Recuerde las reglas del Parque del Ciclo:
No revele nada sobre el Parque del Ciclo en el mundo real, bajo pena de advertencia y ejecución si es necesario.
No puede usar las habilidades adquiridas en el Parque del Ciclo en el mundo real, excepto las habilidades personales y pasivas.
La mayoría de los equipos y objetos obtenidos en el Parque del Ciclo están bloqueados y solo se restaurarán al regresar al Parque del Ciclo.
Comenzando ahora, el destino del cazador será... "
El despertar en la nevera
Cuando Su Xiao recuperó la conciencia, se encontró en un frío ataúd metálico. La temperatura helada y el espacio reducido le confirmaron que estaba en una morgue. Había sido "asesinado" en el mundo real y su cuerpo había sido almacenado aquí, pero como había muerto en el Parque del Ciclo, técnicamente no estaba muerto.
El desafío con la realidad
El estruendo de su escape atrajo la atención de una joven enfermera llamada Yi Ruo, que trabajaba en la sala de guardia. Vestida con su uniforme blanco, Yi Ruo se asustó al escuchar el ruido y comenzó a temblar.
"¡No, no puede ser un fantasma! No pienses eso, el profesor siempre dijo que no hay fantasmas en el mundo real..."
Su Xiao irrumpió en la morgue, su presencia sobrecogiendo a Yi Ruo, quien se desmayó al verlo. Al despertar, Yi Ruo se encontró con Su Xiao inclinado sobre ella, su rostro frío y amenazante.
"Si gritas, te mato. Ahora, respóndeme: ¿quién te trajo aquí?"
La joven, aún aturdida, asintió temblorosamente. Su Xiao, sintiendo que su tiempo era limitado, se dirigió directamente a la comisaría de Dongcheng, donde sabía que su "muerte" había sido registrada.
El interrogatorio
En la comisaría, Su Xiao se enfrentó a un joven policía que estaba de guardia. Con una llave de braquial, Su Xiao inmovilizó al policía en cuestión de segundos, su técnica letal demostrando su entrenamiento en el Campo de Prueba.
"¿Dónde está mi espada?" —preguntó Su Xiao, su voz llena de amenaza.
"¿Qué espada? Soy un policía..." —balbuceó el joven, su rostro deformado por el dolor.
"Mientes".
Su Xiao agarró la mano del policía y, con un crujido, rompió sus dedos uno por uno.
"La próxima vez serás tu cuello. Piensa en tu familia, ¿realmente vale la pena morir por esto?"
El precio de la verdad
El joven, ahora llorando, reveló que su espada había sido confiscada por la oficina central. Con esta información, Su Xiao se dio cuenta de que su búsqueda se volvería aún más peligrosa.
Epílogo: El camino del guerrero
Mientras caminaba por las calles oscuras, Su Xiao sintió una conexión profunda con su Espada Dragón. La hoja, ahora resonante con energía primitiva, se había convertido en una extensión de su alma.
En su mente resonó una voz ancestral:
"El camino del guerrero comienza con un paso, pero se completa con cien.
¿Listo para el siguiente nivel?"
Su Xiao sonrió, cerrando los ojos. La arena del desierto le había enseñado algo más importante:
"El verdadero poder no se mide por las victorias, sino por la claridad de propósito."