Todos miraron a Chen Fan con asombro. La Luz Divina ardía en sus ojos mientras su cuerpo se volvía incandescente bajo su piel centelleante. La energía se arremolinaba y ondulaba a su alrededor, despeinando su cabello y agitando los pliegues sueltos de su camisa. Su apariencia era sublime, casi divina.
—Así que esta es la verdadera cara del legendario Cascarrabias Chen.
Yang Qinhu miró a Chen Fan desde lejos mientras el recuerdo de la batalla de Chen Fan con Lei Qianjue en la orilla del Lago Oeste volvía a él. Chen Fan había pisado el cadáver de Lei Qianjue como una escalera para ascender al asiento del poder en China. Ahora parecía que estaba listo para encontrar sus nuevas escaleras para llegar a la cima del mundo.
Yang Qinhu no sabía que la batalla entre Chen Fan y el resto del mundo había comenzado hace un tiempo.
—¡Sthla! —Karl extendió sus alas llameantes; sus ojos eran dos pozos de sangre.