(Narración del Autor)
Myra intentaba contener su risa metiéndose una manzana en la boca cuando miró el rostro de Alaric; él estaba frunciendo el ceño y parecía irritado. Pero cuando giró la cabeza hacia un lado y vio la expresión contenida de Myra, su molestia desapareció por completo y le sonrió radiante:
—Ríete todo lo que quieras, humana. Hoy es tu día. Disfrútalo mientras dure.
Sara interrumpió su cadena de pensamientos con su voz autoritaria que resonó a través del enlace mental: «Alaric Everests, reúnete conmigo arriba, en mi oficina, después del desayuno. Tengo algo importante que pedirte».
Alaric suspiró cansadamente en su mente pero solo respondió: «Estaré allí, Luna», con un tono formal y respetuoso.