(Narración del Autor)
El coche tomó la carretera y los tres salieron disparados hacia su primera parada, el spa.
Myra y Nora seguían charlando y cotilleando sobre cosas de casa y Alaric intervenía de vez en cuando. Estaba ocupado con el teléfono, discutiendo asuntos de la oficina, articulando sus palabras con precisión.
Les tomó cerca de media hora llegar y cuando pusieron los pies en el suelo, el rostro de Myra estaba lleno de confusión.
—¿No íbamos a un lugar de masajes? ¿Por qué estamos aquí, en un hotel que parece tan caro? —preguntó.
Alaric se burló de sus palabras, mientras Nora decía:
—Este lugar tiene las mejores instalaciones de spa de la zona.
Cuando Nora mencionó ir a un spa, Myra inicialmente pensó que sería solo un lugar normal, porque ¿qué tan lujoso puede ser un salón de masajes, verdad? O eso pensaba ella.
«Pero esto es... realmente...», pensó Myra atónita, sin palabras. Quería decir «Exagerado» pero se contuvo.