(Narración del Autor)
Sus últimas palabras «Lo siento» a su querido hijo Noah, él ni siquiera pudo escucharlas de su propia boca, pero aún le dolía hasta el día de hoy.
Su padre, Lucius Everests, era un lobo cruel y bárbaro, al igual que su madre era igual de despiadada con él. Pero entendía cuánto sufrimiento y humillación debió haber enfrentado su madre a manos de Lucius Everests y su obsesión. Incluso la propia familia de Moana era igual de cruel con ella.
A pesar de todo y de no querer dar a luz al hijo de Lucius, Moana lo soportó hasta el final y cuando el niño fue entregado a salvo, finalmente quiso recuperar su libertad y escapar de las garras de Lucius, y la muerte era su única salida. La eligió sin dudarlo.