(Narración del Autor)
Sara, después de un largo y agotador día en el hospital de la manada, ayudando y atendiendo a las víctimas y consolando a sus padres y respectivos tutores, ahora se estaba vistiendo en su habitación para la cena de despedida de Myra.
Se veía simplemente refinada y era la personificación de la elegancia con un vestido línea A hasta la rodilla en tono malva. Noah, quien por una vez vestía ropa casual, llevaba un suéter tejido color obsidiana y pantalones holgados de lino gris oscuro. La pareja se veía tanto juvenil como sofisticada, como si apenas tuvieran veinte años.
Noah notó su cansancio y preguntó:
—¿Cómo está ahora el niño de la familia Clinton?