(Narración del Autor)
Brave cortó la garganta de Damien de un solo movimiento, cortando su tráquea. Damien se agarró la laringe, luchando por respirar pesadamente. La falta de oxígeno tornó su rostro rojo por la asfixia. El líquido carmesí se filtraba de su garganta como un grifo fluyendo mientras su boca tosía sangre tras sangre. Cayó al suelo con un sonido aplastante y en un instante encontró su fin, con los ojos aún abiertos.
Brave, quien estaba exhausto y con un dolor insoportable, jadeaba sin aliento. Sus heridas aún estaban frescas y su cuerpo estaba lleno de cortes pequeños y grandes. Pero se recompuso y no cayó frente a su enemigo. La pelea aún no había terminado. No quería que el otro renegado tuviera la oportunidad de contraatacar y golpearlo. Después de todo, el compañero de Damien, el otro lobo renegado llamado Victor Smith aún estaba vivo.