¿Puedo Simplemente Fingir?

—Ella creó un santuario —suspiró Avaricia, su rostro tan pálido como el de Orgullo—. No debería ser capaz de hacer eso. Una vez que se ha hecho un deseo, no debería haber forma de cambiarlo, y mucho menos crear un santuario como resultado.

—Lo siento —balbuceó Lujuria, dejándose caer en su trono, su rostro no menos atónito que los demás—. ¿Nuestra pequeña Mascota hizo qué?

—Creó un santuario, completo con un guardián. Hizo que la casa cobrara vida, consciente hasta el punto de poder lastimar a los habitantes si querían hacerle daño a Elizabeth. Le ha dado a Elizabeth vida eterna.

—Vaya, mierda —suspiró Gula—. No pensé que eso fuera posible. Es decir, debe haber un límite para lo que sus poderes pueden hacer.