Tanque me levantó en sus brazos, sin dejarme responder a la declaración de Dante. Me pareció gracioso lo que había dicho. El Diablo nunca le tuvo miedo a nadie, y el hecho de que Dante tuviera la osadía de pensar lo contrario me hizo preguntarme qué iba a hacer el Diablo al respecto.
Sería entretenido de ver.
Tanque salió furioso de la sala del trono, sin disminuir su paso mientras Mathis se apresuraba a abrirnos las puertas. Había una tercera persona junto a Tanque, uno que había acompañado a los otros para llevarnos ante Dante, pero Tanque no parecía prestarle atención en absoluto.
Caminando hacia los ascensores, Tanque continuó mirando hacia adelante, sin siquiera girar la cabeza para mirar al otro hombre.
—No parecías sorprendido de verme escupiendo llamas —gruñó Tanque por fin cuando el timbre sonó para avisarnos que el ascensor había llegado.