Nada Lo Detendría

La cabeza de Dimitri se levantó mientras hundía su mano en el pecho del hombre que intentaba matarlo. Fue un intento valiente, casi noble, pero era como una hormiga tratando de enfrentarse a un león.

Tan inútil que daba risa.

—A la mierda este lugar —gruñó Ira, el demonio con el que actualmente compartía cuerpo. En una escala del uno al qué carajo... estaba en un sólido cinco. De hecho, era casi un alivio tener al demonio dentro de él—. Deja de ir al Este y ve al Norte —continuó.

Con Dimitri algo distraído, no le sorprendió cuando su otro puño pareció tener mente propia y arrancó la garganta de un hombre que intentaba acercarse sigilosamente por detrás.

Mira, tener un demonio poseyendo tu cuerpo era más beneficioso de lo que la mayoría de la gente pensaría. Nunca tenía que preocuparse por ser atacado por la espalda... Ira podía sentir dónde estaba todo el mundo sin siquiera molestarse en mirar.