Villa Virginia

Tres días fueron suficientes para coger un bus y viajar junto al chico por varios estados. Solo así estariamos seguros de que mi madre no nos encontraría. Pero en realidad desde lo más recóndito de mi corazón no tenía muchas esperanzas, sin una carta y de la forma más impulsiva como había hecho mi escapada, era probable que ahora me creyera una traidora y mala hija por no tomar en consideraciones sus deseos.

¿pero que deseos eran esos?

Ella me estaba vendiendo por algo de poder y riquezas a aquel hombre guapo. Me sentía una verdadera tonta por no notar lo que sucedía a mi alrededor, todos esos cambios en ellos, su piel brillante y blanca, sus ojos cambiantes y a veces esa mirada agresiva y vacía que estremecía todos mis miedos. Mi madre no era ni la sombra de lo que solia hacer. La pérdida de su humanidad la volvió hermosa y repulsiva ante mis ojos y del mundo.

Valentine me mira y revuelve mi cabello de manera juguetona, no para de decirme que todo estará bien

¿Pero el que sabía de eso?

Yo era la que huía y ahora tendría que estar en un lugar distinto y verla por mí misma, pues no abusaría más de su gentileza. No quería serle una carga y estorbar en su camino, sea a donde sea que fuese.

Poco a poco los grandes edificios y rascacielos son cambiados por casas pequeñas y grises en el poblado de Villa Virginia. Aquí todo era tan frío como en la ciudad y las lluvias no cesaban en todo el año, lo que favorecía mucho a la gran capa verde que cubría la superficie y adornaba el bosque denso y tenebroso, que estaba a los alrededores de este pueblo. Todas las personas no parecían impactadas y molestas por los tristes que eran sus días sin el sol. Aquí cada uno te daba una sonrisa y seguían trabajando.

Divise un gran edificio negro que parecía sobre salir de todos lados, sus cristales oscuros impedían que viéramos lo que contenía a su alrededor llamando mi gran curiosidad. 

Al bajar del bus respiro hondo y despacio y sigo al chico muy a los talones.

-Pronto llegaremos a mi casa –me dijo y se detuvo en seco haciéndome tropezar con su espalda - ¿Tengo que hablarte de algo serio?

- ¿No saben de mi existencia? -pregunto con mi corazón detenido.

- ¡No! -trago saliva y oculto su vergüenza -Sé que tenía que decirles, pero es muy complicado, todos ahí lo son -Confeso desechando toda sensación de seguridad y confort que tenía ¿que pensarían ellos sobre mí?, por aquella cara de acero frio supuse que no estarían muy contentos de tenerme como invitada y de nuevo quería huir lejos. –¡Pero quita esa cara, Heaven!, no van a decirte nada a ti, todos me caerán a mí por irresponsable, debido a muchas cosas que hice en el pasado.

- ¿Cosas que hiciste?

- ¡Sí!, ya te dije, soy en parte un cazador, pero no como mi familia lo aprueba, pues mis métodos son muy cuestionados por ellos, no me entienden y ese fue el motivo de mi partida, además de odiar este maldito pueblo. -Su amargura apretó mi pecho más y más hasta sofocarlo, ahora por mi culpa regresaría al lugar que odiaba.

- ¡No!, no te eches la culpa -Rápidamente reparo su daño. - No nos quedaremos por mucho tiempo, solo hasta que se calmen las cosas y busquemos un lugar agradable en donde empecemos desde cero. - ¿Qué te parece?

-Yo solo no quiero importunarte, Valentine. –Eso fue lo que pude decirle.

-Y no lo harás, estarás bien, tranquila -Y su mirada azul cielo se suavizo tanto que rendida ante él nos encaminamos hasta lo más lejos que podíamos, casi al borde de los límites de este pueblito. Una casa estilo Victoriano nos esperaba, no era tan grande como la mía, pero aun así no dejaba de ser hermosa con aquellas piedras grises que decoraban sus torres y los vidrios de mosaicos de colores al estilo de una iglesia, solo resaltaban su belleza sombría y discreta. El suelo estaba compuesto de hojas secas y muy húmedas por la lluvia. Afuera estaban aparcadas un par de motos y una gran camioneta negra con vidrios polarizados.

A lo lejos una silueta se nos fue acercando hasta enfocar su rostro, era una chica muy hermosa de cabellos rojizos y ojos claros. Estaba por el séptimo mes de gestación, pues su barriga era enorme y le daba un aire de inocencia que iba bien con ella. Acelerando el paso al notar que Valentine, llegaba lo recibió con un gran abrazo.

- ¡Valen! -su nombre se transformó en un gran hueco que se extendió por toda la naturaleza viva y presente, incluso note como unos pájaros negros salían de su escondite perturbados - ¡Qué bien que ya estás aquí! -beso su mejilla de forma fraternal y de nuevo lo ahogo con sus pechos y brazos.

- ¡Cálmate, Laura! -le regaño avergonzado y le dio cierta mirada a la chica quien noto mi presencia y con un gesto de picardía en sus ojos verdes corrió hacia a mí y me abrazo sorpresivamente.

- ¡Veo que has traído por fin a una novia a casa!, menos mal, ya pensaba que bateabas al otro equipo, soltó una risilla ronca y muy chistosa, mostrando esa hilera de dientes perfectamente alineados con un cierto color amarillo.

- ¡Ella no es mi novia!, es una amiga y está en problemas -enfatizo con su rostro colorado - ¿Esta Javier en casa? -

- ¡Sí!, trata de enseñarle a Ulises un poco de béisbol. ¡Vengan! -y rodeo la casa hasta llegar al patio trasero que parecía abandonado y triste como todo lo de ahí, con un par de columpios en ruinas, lleno de profundas enredaderas, que escondían el óxido por el tiempo y la humedad. Tres árboles frondosos y tristes formaban un triángulo en todo el patio, y en uno de ello una pequeña bicicleta yacía descansando.

Ese tal Javier jugaba con un niño de 5 años, el hombre era alto y tenía las mismas facciones de Valentine, pero con un corte de cabellos distinto, este era corto y recto. En su rostro se esparcía un poco de vello negro dándole un aspecto de peligro a esa imagen de 1.90 sino más. Él se detuvo con un gesto de preocupación, cuando nos divisó desde el otro lado y por su descuido el pequeño Ulises golpeo la pelota y esta dio justo en su estómago, pero sin hacerle ningún daño.

-¡Mira quien vino a visitarnos! -Laura fue abrazar a su marido y presentar a su hermano.

-¡Tío Valentine! -grito él niño que tenía las mismas facciones de su madre y esos ojos verdes agua pero mucho más grandes y alegres. Dio un gran salto que impulsado por los fuerte brazos lo elevaron en el aire, pero después se quedó quieto viéndome con mucha curiosidad y pude notar que no era un niño corriente.

- ¿Y ese milagro? -pregunto con una ceja levantada- ¿qué has hecho de nuevo? -Y suspiro como si fuera costumbre de que el los metiera en problemas.

- ¡Nada!, pero necesitamos un favor tuyo -y aquella tensión entre hermanos era tan pesada y oscura que podía sentir rayos que caían del cielo e impactaba sus cuerpos. Javier solo señalo con su cabeza la casa y los dos entraron dejándome sola con ese par de desconocidos.

- ¡Sabias que ibas a venir! -El pequeño me dice y corre adentro dejándome sola con la mujer cariñosa y preguntona, que no dudó un segundo de sacarme las prendas mas intimas sobre los motivos del viaje. A los pocos minutos Ulises con un papel en mano todo arrugado y lleno de una sustancia pegajosa me lo entrega dándome una lustrosa sonrisa - ¡esta eres tú y tu castillo! -desenvuelvo el papel con sumo cuidado para no herir sus sentimientos sobre su arte, pero lo que veo solo eriza mi piel y me lleva a tantos recuerdos. La mansión estaba hecha tan cual, aunque con unos trazos irregulares y yo estaba con el vestido rosa que use en la fiesta en la que conocí a Salomón y a mi lado tres sombras negras me rodeaban.

- ¡Es...tartamudee!

-¡Ulises! -grito Laura molesta dándole una suave nalgada -vete de aquí, no le estés dando ese tipo de cosas a la pobre Heaven, vas asustarla, ve hacer tu tarea-demando de forma rigurosa y el solo obedeció cabizbajo -Discúlpale, a veces puede ser...tan molesto-y me arranco el papel viéndolo con mucha atención.

 -Me imagino que Valentine no te explico nuestra situación familiar -he hizo una mueca juntando sus labios carnosos y sin maquillaje -Ese tarado –bramo -no te asustes por lo que hizo Ulises y te pido que cuando te entregue esos dibujos trates de no decirle nada malo o te entristezca frente a él, puedes herir sus sentimientos, sobre todo porque mi pequeño es especial.

-Lo entiendo. Tranquila, solo me tomo de sorpresa -admití con mi frente sudorosa.

-Eres una monada Heaven, sin duda nos llevaremos bien -Rodeo mi brazo en su hombro y me llevo hasta una cocina de madera oscura con gabinetes aéreos y una bonita mesa de madera circular en el medio. Busco unas cosas con gran ahínco y empezó a prepararme un poco de chocolate caliente dando de vez en cuando vistas al patio como si algo estuviera presente. Y en pocos minutos una taza grande con ese líquido humeante estaba frente a mí. Tomo un sorbo con delicadeza, pero me arrepiento pues todo estaba demasiado azucarado y tenía poco chocolate.

- ¡Espero que te guste! -tomó asiento para quedar frente a mí y con una mirada llena de inocencia espero a que me tomara todo el contenido.

- ¡Si, está bueno! -trate poco a poco de tragar el chocolate a pesar de que a veces quemaba mi lengua y esperando con ascuas la llegada de Valentine. Nuestra llegada había importunado a su hermano, estaba realmente molesto de vernos, pero no solo a mí, Valentine parecía traer tristes recuerdos a esta casa.

La puerta que daba a la sala de pronto se tiñó de negro por una sombra rápida que paso corriendo, pero se regresó y se detuvo solo para verme, un chico de más o menos mi edad me examino detenidamente con mucha curiosidad, parecía que tenía mucha pena, pues su aspecto era débil y pálido, con un par de aureolas moradas debajo de sus ojos caramelo. 

-¡Hola Gabe! -saludo Laura. Gabe solo torció sus ojos y se marchó de nuevo sin hacer ruido -Es Gabe, el menor y un poco emo, trata de ignorarle pues es mucho más raro de lo que se ve, ese pequeño amargado –Y se dio la vuelta para mirarnos cara a cara- ¿y bien, Heaven? ¿cuéntame porque están aquí? ¿De que huyen?

- ¡Huir! -muerdo mi labio no muy convencida de mi historia, pero a pesar de todo se la cuento, aunque omito detalles, como los abusos constantes y la gran violación de Donald. La chica atenta solo asentía con un rostro ennegrecido y luego por culpa de su embarazo soltó unas lágrimas de tristeza, como si se compenetrara con mi dolor y me abrazo por segunda vez en menos de una hora.

- ¡Pobrecita!, no puedo imaginarme todo lo que sufriste en manos de aquellos dos. Pero no más, dese ahora estarás con nosotros, sé que Javier puso mala cara al verlos, pero si Valentine le explica esa misma historia lo entenderá, ellos saben más que nadie el horror que causa esos horrendos bichos. Abanico con su mano cerca de sus ojos para impedir que más lagrimas fluyeran. 

Los minutos se hicieron lentos hasta que Valentine algo enojado, me da la noticia de que podríamos quedarnos, su hermano accedió a quedarnos un tiempo con ellos.

-Está listo, desde ahora vivirán con nosotros. Fue el mismo Javier que compartió la noticia. Me dijo que conociste muy bien su círculo y eso me interesa, te daré asilo a cambio de que identifiques a cada uno ¿qué te parece?

No sabía que decirle, si daba información de cada uno también tenía que hablar sobre mamá, ¿quería que le hicieran daño? al fin de cuentas ella me dio un poco de su amor hace ya muchos años, tenía un vínculo pequeño con ella. También pensé en que no podía jugar con mi suerte y solo acepté derrotada aun con la certeza de que también di la espalda a mi madre.

-¡Estupendo Heaven!. no te preocupes por nosotros, desde ahora ya eres parte de nuestra familia y no dejaremos que te suceda nada. Como veras somos cazadores natos, desde pequeños a cada uno se nos ha enseñado el arte de raptar, asesinar a grandes demonios que perjudiquen la estabilidad humana y sé que, aunque ellos supieran en donde te encuentras no serían tan tontos para acercarse a esta casa.

-Bien, gracias-asiento tímidamente.

- ¡Así es que se habla!, sabes también me gustarías que siguieras tus estudios y desde ahora en adelante recibirás clases aquí en casa junto a Gabe, mi hermano menor ¿estás de acuerdo?

- ¡Sí! -cómo podía negarme, estaba en deuda con cada uno de ellos, no debe ser fácil recibir a una extraña que arrastra un peligroso pasado, pero ellos lo aceptaban y se hacían cargo de mí. A veces era triste darse cuenta que unos extraños podrían darte mejor trato que tu propia familia, reprimí mis lágrimas de júbilo y acompañé a Valentine a una habitación al final del pasillo, está es la menos fría según su comentario y al entrar una cama con satén rosa y un par de muñecas sin rostro nos esperaban. En la repisa, arriba de la cama había fotos de una chica muy hermosa con gran sonrisa, ella sostenía un premio, el mismo que estaba detrás del portarretratos pavoneándose de su triunfo.

-Es la habitación de Daphne, espero que no te moleste que te la entreguemos.

- ¡No!, está bien. ¿ella es tu hermana? -me acorde de ese tatuaje con su nombre.

-Ella era, Casi mi hermana. Murió hace un par de años -pero no dijo mas solo se acercó y quito todos sus recuerdos visuales -ahora esta es tu habitación.

-¡Valentine!. Gracias, todo lo que haces por mí es...-

-No digas nada Heaven, es mejor que no sigas agradeciéndolo -se dio la vuelta para no mirar su rostro y aquellas palabras melancólicas por primera vez salían de su boca me hicieron añicos mi corazón. Ver tan débil a Valentine solo aumentó un instinto que tenía muy escondido, así que solo lo abrace a pesar de estar a sus espaldas.

-Siempre lo hare, no me importa si te gusta o no, tú me has devuelto la vida, -y al fin un par de lágrimas brotaron frías en mis mejillas y cayeron al suelo.

...

La voz, la imagen de Donald llamándome enloquecido, mientras miraba mi habitación y rastreaba todo el lugar estaba en mi mente -eres mía -me gritaba entre mis sueños con una gran posesión, -¡Heaven!, ¡no te escaparas de mí! -grito malévolamente, haciéndome levantar jadeando y asustada por sus amenazas. Me controlo cuando veo en un rincón al pequeño Ulises contemplándome, curioso como una ardilla. Me regala una tibia sonrisa y salta a mi cama para darme un abrazo.

-Tú eres una princesa y ellas no lloran -sus manitas limpiaban aquel par de gotas de las cuales no era consciente provocándome una verdadera sonrisa en mucho tiempo. -Ya estas a salvo del tipo malo-me aseguro mostrándome un nuevo dibujo con la figura rubia y negra de Donald -mi papá y tío Valentine son muy fuertes, ellos siempre acaban con los malos, no te pasará nada princesa Heaven. Yo también me encargare de que él no te lleve de nuevo castillo.

- ¡Gracias Ulises! -besé su mejilla de bebé. Él quedó paralizado por unos segundos por la sorpresa y me regreso aquel beso.

Contemplo la ventana y apenas acaba de amanecer, me aseo lo más rápido que puedo y bajo con Ulises apretando mi mano hasta la cocina.

-Mamá no es buena cocinera-me previno antes de ver ese gran desastre de harina esparcida y huevos en el suelo, lucia estresada y nerviosa esperando que aquella masa grumosa no se pegase del salten –es por eso que siempre hay cereal y leche allí -y señalo la nevera.

- ¡Buenos días! -ella me saluda, pero frunce el ceño cuando escucha a su hijo -Oh, tu eres un melindroso con la comida Ulises.

-Los niños siempre dicen la verdad, Laura-Valentine agrego con aspecto de recién levantado y sin camisa.

- ¿Qué sabes tú de cocinar? -refunfuñó y derrotada solo rompe en llanto-todos son unos malagradecidos, yo que me rompo el lomo cocinando para ustedes y mira como me tratan, deberían avergonzarse-se llevó sus manos a la cara y tomo asiento sollozando.

- ¡No! ¿de nuevo? -suspiro Javier entrando y dirigiéndose directo a su esposa -tranquila cariño, nadie quiso decir nada malo sobre tu cocina, eres la mejor, pero últimamente vives algo tensa y es mejor que descanse, hay mucho cereal y leche para todos, descansa mientras limpio todo esto ¡sí!

- ¡Tú no me comprendes! -gimoteo y salió corriendo con su esposo pisándole los talones.

-Papá dice que son las hormonas y los nervios por mi hermanita -Ulises tomo una escoba y empezó a barrer las huellas de la harina.

- ¡Te creo! -Valentine asiente y entre los dos ayudamos al pequeño a limpiar ese desastre rápidamente para sentarnos a comer cereal con pasas. 

Charlamos los tres amenamente, Ulises era muy inteligente para esa edad, ya con 5 años no solo hablaba perfectamente, también poseía dones para la pintura y el dibujo como su tío, diciendo que le gustaría ser como el de grande. Sentí también envidia por aquel lazo afectivo que todos tenían cuando hablaban, reñían o hacían chistes sobre los otros de forma burlona.

A mitad del desayuno la pareja regreso contenta y se sentaron a nuestro lado charlándo sobre la historia de la casa y como los antepasados de ellos construyeron a mano aquella edificación para tratar de recordar su vida en Inglaterra. Después del desayuno Ulises se ofreció a enseñarme el bosque junto a Valentine, de verdad apreciaba a ese pequeño y en tan solo un día me encariñé con su carismática e inusual personalidad. 

Después de la cerca de madera un gran bosque húmedo y oscuro nos esperaba, ansioso para descubrirlo. Muchos sonidos relajantes como el trinar de los pájaros y las hojas crujiendo parecían mágicos y creaban una atmósfera sagrada en el lugar.

Ulises me contaba mientras espiaba a los hongos en las piedras que aquí habitaban muchas sombras siniestras que siempre le invitaban a divagar, pero los ignoraba, pues sentía su maldad, me advirtió seriamente que no viniera sola a este lugar o esas sombras jugarían conmigo y me obligarían adentrarme, hasta que yo misma me perdiera. 

-¡Mira una ardilla! -grito emocionado y fue a espiarla dejándonos solos a ambos.

-Él es muy...especial. Ya te acostumbraras.

-Está bien, es muy lindo y cariñoso, ya siento que lo quiero -frote mis manos un par de veces para calentarlas un poco. 

En este punto sentí su agarre y suavemente. El lleva mis manos cerca de su boca y sopla un aire caliente desatando emociones confusas.

Lo peor sucede cuando nos miramos a los ojos, una descarga de mil voltios salió de mi pecho y viajo por todas las partes de mi cuello.

- ¡Valentine! -se escuchó un grito a nuestras espaldas y como un par de chiquillos rápidamente nos soltamos y tratamos de disimular lo que pasaba.

Un grupo de chicos se acercaron a toda prisa, la muchacha que había gritado, salto sobre su torso enredando sus piernas contra las de él y sorpresivamente le dio un gran beso haciendo que perdiera el equilibrio y dejándoles muy cercas de forma comprometedora. 

Fijo mi vista a otra cosa, más molesta que avergonzada y me acerco a Ulises sin dejar de escuchar su bienvenida.

- ¡Era cierto! Jared me dijo que creyó haberte visto caminando por el pueblo, así que hoy decidí hacer una visita y comprobarlo.

- ¡Hola, Megan! -solo dijo levantándose a pesar del descontento de ella - ¡Jared!, ¡Mike! -saluda de forma casual a un par de chicos llenos de tatuaje como él.

- ¿A qué se debe el motivo de tu regreso? pensé que nunca pisarías de nuevo este lugar -intervino Mike, quien era alto y relleno y cargaba una gorra negra.

-Solo sentí nostalgia-metió las manos dentro de su bolsillo.

- ¡No, di la verdad! ¿Me extrañabas? -Megan se aferró a su brazo y trato de darle otro gran beso en los labios, pero fue esquivado.

- ¿Quién es ella? -pregunto Jared con mucha curiosidad alzando su mano para saludarme cuando se dio cuenta de que los espiaba.

- ¡Oh, Heaven! -y me llevo hacia ellos-ellos son mis amigos-me presentó formalmente a los chicos quienes me estrecharon sus manos cálidamente excepto Megan, ella me miraba con recelo y una mueca de desaprobación. 

Ella parecía un hada perdida en el bosque con su cabello de ébano y piel tostada por el sol, el suéter que tenía puesto era hermoso como toda ella, sin duda estaba acostumbrada hacer la más bonita del todo el pueblo y era evidente, porque, pues sus curvas de mujer y ese estilo de súper modelo la hacían resaltar en cualquier lugar.

- ¿Y tú que eres? -siseo como una serpiente venenosa -¡de mi Valentine!-lo último lo dijo fuere y claro.

-Es evidente que es su novia -Jared solo comentó para molestar a su amiga.

- ¡No! -al unísono aclaramos Valentine y yo.

-Eso es tan obvio -Megan se aferró más al brazo del chico -mira Valentine es un hombre y ella solo una...niñita, pero tranquila querida te puedo presentar a mi hermano debe ser de tu misma edad. ¿cuántos años tienes? ¿15?.

- ¡Acabo de cumplir 17! -fruncí mi ceño.

- ¡Ah!, sí. toda una mujer -se mofo con una carcajada parecida a la de una bruja.

Doy una media vuelta y dejo aquel bando de amigos charlar mientras me retiro junto a Ulises a la casona vieja con una sensación desagradable, esa Megan era solo una chica tonta con garras afiladas así que no trataría nada más con ella. 

- ¡Heaven!, espera -él está detrás de mí, su mano agarra mi muñeca. Se adelanta para que estemos cara a cara y no puedo evitar que esa sonrisa me avergüence -Ignora a Megan, está un poco loca. Es una chica muy impulsiva y a veces sólo tiene un pensamiento a la vez.

- ¡Es una grosera! -replico aun con las manos entrelazada con Ulises. Él pequeño se suelta y busca una pelota amarilla y solitaria.

- ¡Quiero jugar futbol! -y patea la pelota que cae a mis pies - ¿aceptaría princes,a Heaven?

- ¡Lo hará! -responde rápidamente Valentine - ¿No los molesta, su majestad? -me da una reverencia mofándose de aquel apodo.

- ¡No sean payasos! -no puedo ocultar mi vergüenza y corriendo salgo por el balón rápidamente antes de que se precipiten.