El sol brillaba alto en el cielo, lanzando rayos de luz cálida sobre el bosque del este. Sin embargo, en medio de ese día claro, una presencia oscura se alzaba, alterando la calma natural. La energía que ahora emanaba del cuerpo de Jin Seokhyun distorsionaba incluso la luz a su alrededor, creando un extraño contraste entre la claridad del entorno y la oscuridad que se expandía desde su ser.
El Duende Rey, más fuerte y brutal que sus subordinados, retrocedía por primera vez. Sus ojos pequeños, de tono carmesí, se abrieron con alarma. El joven que minutos antes se encontraba agonizante en el suelo, ahora se levantaba... pero algo en él había cambiado por completo.
Una neblina oscura envolvía a Jin como una segunda piel. Sus ojos brillaban con una mezcla de negro y púrpura, y una sonrisa peligrosa se curvaba en su rostro. Ya no era Jin. Al menos no del todo.
Nuevo Jin: Qué débil eres... qué patético fue todo esto.
La voz que salió de su boca era doble, distorsionada, como si hablase en eco. Sus palabras, aunque suaves, tenían un peso aplastante.
Con un movimiento casi imperceptible, desapareció de la vista del Duende Rey. Un segundo después, apareció detrás de él, propinándole una patada en la espalda que lo lanzó contra un árbol y lo partió por la mitad. El Duende soltó un gruñido gutural, pero antes de que pudiera reincorporarse, Jin ya estaba sobre él con una serie de puñetazos que estremecieron el suelo.
Cada golpe dejaba un cráter, cada impacto provocaba una onda de choque. La luz del día temblaba alrededor de él, como si incluso el sol dudara en iluminar a aquella criatura que ya no parecía humana.
[¡Advertencia! El huésped ha activado un estado de sincronización parcial con energía desconocida.]
[Nivel de corrupción: 34%. Peligro de pérdida de control total.]
La notificación del sistema apareció en el aire, vibrando con urgencia, pero Jin —o lo que habitaba su cuerpo— la ignoró por completo. Su respiración era pausada, pero sus ojos... sus ojos estaban llenos de hambre. No de comida. De violencia.
A lo lejos, Rina Valderis regresaba con un pequeño grupo de aventureros del pueblo. Al llegar a los límites del claro, su corazón se detuvo.
La escena era espantosa.
El suelo estaba resquebrajado. Árboles arrancados de raíz. Restos del Duende Rey estaban esparcidos, aplastados, sangrantes. Y en medio del caos, Jin... rodeado por una sombra que parecía luchar por no devorarlo por completo.
Rina Valderis: Jin... ¿qué... qué hiciste?
El Jin oscuro giró lentamente al oír su voz. Por un instante, los ojos negros brillaron con una chispa de conciencia. Jin estaba allí... atrapado, intentando volver.
Jin Seokhyun (mentalmente): ¡No! ¡No me dejes! ¡No dejes que esto me controle!
[Intervención del sistema activada.]
[Liberando anclas mentales... Recalibración en curso.]
La energía oscura comenzó a disiparse como humo negro siendo absorbido por su cuerpo. El día volvió a sentirse normal, el calor del sol regresó lentamente a la piel de los presentes.
Jin cayó de rodillas, su cuerpo temblando, sudoroso y cubierto de sangre ajena. Su respiración era entrecortada, y la sonrisa oscura ya no estaba.
Rina corrió hacia él, sujetándolo con fuerza.
Rina Valderis: ¡Jin! ¿Estás bien? ¿Qué fue eso? ¡Estabas... diferente!
Jin alzó la vista con dificultad. Su mirada temblaba entre el miedo y la culpa.
Jin Seokhyun: Algo... algo está dentro de mí, Rina. No sé qué es. Pero quiere salir. Y... lo dejé salir.
Jin Seokhyun respiraba con dificultad, aferrado a la realidad como si el más leve parpadeo pudiera hacer que volviera esa cosa, esa oscuridad que lo había dominado momentos antes. Rina seguía a su lado, sosteniéndolo por los hombros, con los ojos bien abiertos y el corazón acelerado.
Rina Valderis: No te muevas, estás muy débil.
Jin Seokhyun: Estoy bien... o al menos... sigo siendo yo.
Pero ambos sabían que eso no era del todo cierto.
Los demás aventureros, tres en total, se mantenían en la periferia, con rostros tensos, observando los restos del Duende Rey esparcidos por el campo de batalla. Uno de ellos, un enano de barba trenzada, se rascó la cabeza con incomodidad.
Aventurero: ¿Qué demonios fue eso...? Ese chico no es normal.
Rina se giró con una mirada fría.
Rina Valderis: ¡Sin él estaríamos todos muertos! Lo que sea que haya pasado... nos salvó. Así que más respeto.
El enano desvió la mirada y asintió, aunque el temor seguía en su rostro.
Jin se incorporó con dificultad, sus músculos aún temblaban, pero no solo por el esfuerzo físico... sino por el conflicto interno que libraba en silencio.
[Advertencia del sistema: Energía hostil detectada en el huésped.]
[Iniciando análisis profundo...]
[Origen: Desconocido. Posible entidad parasitaria. Nivel de sincronización: 27%]
Jin Seokhyun (en voz baja): ¿Qué eres...? ¿Por qué estás dentro de mí?
No hubo respuesta directa, pero sintió una presencia, como un susurro al borde de su conciencia. Una risa. No burlona... sino satisfecha.
Rina notó su expresión, y con una mezcla de preocupación y determinación, puso una mano sobre su hombro.
Rina Valderis: Sea lo que sea eso... no estás solo. ¿Lo entiendes?
Jin levantó la vista hacia ella. En sus ojos, aún se reflejaba el resplandor oscuro de lo que había emergido... pero también había un destello de esperanza. Asintió lentamente.
Jin Seokhyun: Gracias, Rina... pero esto recién comienza.
De pronto, otro aviso del sistema apareció ante sus ojos:
[¡Nuevo Registro Desbloqueado!]
[Título adquirido: "Portador de la Sombra Dormida"]
Efecto: +20% de poder físico al activar estados de furia.
Riesgo: Aumenta la tasa de sincronización con la entidad desconocida.
Jin cerró los puños. No podía rechazar esa fuerza... la necesitaba. Pero debía aprender a controlarla antes de que lo controlara a él.
Rina Valderis: Debemos volver al pueblo. El consejo tiene que saber lo que ocurrió aquí... y tú necesitas descansar.
Jin Seokhyun: No... solo descansaré cuando esté listo para la guerra que viene.
Mientras caminaban de regreso, el cielo azul y brillante contrastaba con la tormenta que se gestaba dentro de Jin. Cada paso que daba era una victoria contra la oscuridad... pero también una cuenta regresiva.
El regreso al pueblo fue silencioso, tenso. Jin caminaba con pasos firmes, pero cada cierto tiempo su mirada se perdía en la nada, como si aún sintiera los ecos de la sombra que había despertado dentro de él. A su lado, Rina lo observaba de reojo, alerta ante cualquier signo de recaída.
Cuando finalmente cruzaron las puertas del pueblo, los guardias los reconocieron al instante y abrieron paso sin preguntas. El grupo fue escoltado hasta el Salón de los Arcanos, una torre de piedra y cristal ubicada en el corazón de Valtherion. Allí, el Consejo del Pueblo esperaba.
Cinco figuras se alzaban sobre tronos semicirculares, cada uno representando un poder dentro del reino:
El Archimago Eldrin, anciano elfo de barba plateada, regente de la magia y conocimiento. La Generala Kaela Vorn, imponente guerrera humana, comandante de las fuerzas armadas. Tholgar Forjapiedra, líder de los enanos y maestro de las reliquias antiguas. Seraphine Leoré, embajadora élfica de la Orden de la Luz. Darius Grent, estratega del reino y representante del pueblo común.
Las puertas del salón se cerraron tras ellos.
Archimago Eldrin: Jin Seokhyun... has llamado la atención del consejo mucho antes de lo esperado.
Jin, aún cansado pero erguido, avanzó unos pasos y se detuvo. Su mirada era firme.
Jin Seokhyun: El enemigo ya se mueve. Hoy enfrenté a un Duende Rey en las afueras del bosque este. No era un encuentro casual... era una señal.
Un murmullo recorrió el salón.
Generala Kaela: ¿Un Duende Rey? No se han visto desde la Tercera Purga. ¿Estás seguro?
Rina Valderis (asintiendo): Lo vi con mis propios ojos. Era más grande, más inteligente... y más violento. Si Jin no lo hubiese enfrentado, estaríamos velando cadáveres.
Darius Grent: Y sin embargo... parece haber más que eso. Tu aura, muchacho... ha cambiado.
Jin no respondió. Eldrin entrecerró los ojos, analizándolo con un gesto sutil de su mano. Un leve destello envolvió a Jin por un instante, y el archimago palideció levemente.
Archimago Eldrin: Hay algo dentro de ti. Una entidad oscura. ¿Qué has hecho?
Jin Seokhyun: No lo sé. Durante la batalla... algo tomó el control. Algo dentro de mí que no pedí. Pero también... me salvó.
Tholgar, con voz grave y lenta, se levantó.
Tholgar Forjapiedra: Los artefactos malditos... las sombras selladas... hay cosas que se alojan en el alma, no en el cuerpo. Si no se controla, terminará por devorarte.
Seraphine Leoré: O por usar tu cuerpo para sus propios fines. Hemos visto esto antes. Debemos actuar con prudencia.
Jin Seokhyun (con firmeza): No soy un niño. No me dejaré controlar.
Kaela se cruzó de brazos.
Kaela Vorn: Tampoco eres un dios. Has sobrevivido, pero eso no significa que estés listo para lo que se avecina. Sin embargo...
La generala intercambió miradas con los otros miembros del consejo. Eldrin asintió levemente.
Archimago Eldrin: A partir de ahora, estarás bajo vigilancia mágica. Cada alteración en tu energía será reportada. Pero también te ofreceremos entrenamiento. Si has sido tocado por la oscuridad... entonces debes aprender a usarla antes de que te consuma.
Jin Seokhyun (asintiendo): Acepto.
[Nueva Misión del Sistema: "Eco del Consejo"]
Objetivo: Iniciar entrenamiento con Eldrin y contener el poder oscuro.
Recompensa: +1 Dominio Arcano / Conocimiento del Alma.
Mientras se retiraban del consejo, Rina caminó en silencio a su lado. Afuera, el sol aún brillaba... pero para Jin, el mundo parecía más oscuro que nunca.
Rina Valderis: ¿Crees poder controlarlo?
Jin Seokhyun: No lo sé... pero si no puedo, entonces destruiré todo lo que sea necesario para no convertirme en un monstruo.
La guerra no solo se libraría en campos de batalla... sino también en su interior.
La noche cayó sobre Valtherion con una calma engañosa. Las antorchas encendidas en las murallas parpadeaban bajo la brisa nocturna, y el pueblo parecía dormir en paz tras un día de tensiones.
En una de las habitaciones de la torre destinada a los huéspedes del consejo, Jin dormía profundamente, su cuerpo agotado por los combates y la intensidad del día. El silencio lo envolvía... hasta que dejó de hacerlo.
El mundo a su alrededor se tornó oscuro. Las paredes de piedra desaparecieron, el suelo bajo sus pies se volvió líquido, negro como el abismo. Jin abrió los ojos, confundido. Estaba en un lugar que no podía reconocer.
Jin Seokhyun: ¿Dónde estoy...
Murmuró, girando sobre sí mismo.
Entonces, lo sintió. Una presencia... opresiva, como si miles de ojos invisibles lo observaran al mismo tiempo. De la negrura emergió una figura.
Al principio era solo una sombra, pero lentamente tomó forma: era él... o algo que se parecía a él. Su mismo rostro, pero con ojos totalmente negros y una sonrisa torcida. El aura que lo rodeaba era sofocante, como veneno puro.
¿?: Hola, Jin.
La voz del ente era suya... pero distorsionada, como si hablara desde un pozo profundo
¿?: Finalmente, podemos hablar sin interrupciones.
Jin retrocedió un paso, su cuerpo tenso.
Jin Seokhyun: ¿Qué eres?
¿?: Soy lo que siempre estuvo aquí. El fragmento que sellaste... pero que nunca pudiste destruir.
Jin Seokhyun: No te necesito. No eres parte de mí.
El ente rió. Fue un sonido seco, rasposo, que helaba la sangre.
¿?: Oh, Jin... ¿aún no lo entiendes? Tú eres mío. Este cuerpo... esta alma... este destino. Todo es solo cuestión de tiempo.
El entorno se distorsionó. Voces empezaron a sonar a su alrededor: Rina gritando, Minho riendo, Kane peleando. Voces del pasado, del futuro, del dolor.
¿?: No importa cuánto entrenes, cuánto luches... al final, caerás. Y cuando eso suceda, yo tomaré el control.
El ente se acercó a él. Sus ojos, negros como el vacío, brillaban con una malicia ancestral.
¿?: Voy a matar todo lo que amas, Jin. Uno por uno. Empezaré por Rina... la desgarraré frente a ti, y no podrás hacer nada.
Jin apretó los dientes, furioso.
Jin Seokhyun: ¡NO LO PERMITIRÉ!
¿?: No es cuestión de permitirlo. Es inevitable.
De pronto, todo comenzó a colapsar. El sueño se distorsionó aún más, como un cristal hecho trizas en el aire. El ente estiró la mano y tocó su pecho.
¿?: Estoy creciendo dentro de ti. Día tras día. Y cuando estés lo suficientemente débil... yo seré todo lo que quede.
La oscuridad lo envolvió por completo.
¡CLANG!
Jin despertó de golpe, jadeando, cubierto en sudor frío. Estaba de nuevo en su habitación. Afuera, la noche seguía su curso. Pero su corazón latía con una mezcla de miedo, ira... y algo más.
Revisó su cuerpo, su mente, su alma... y por un instante, creyó sentir una carcajada resonando dentro de sí.
[Advertencia del Sistema]
⚠ ¡Energía oscura detectada en el núcleo del usuario!
⚠ Control emocional inestable.
⚠ Se recomienda intervención inmediata.