Habían pasado dos semanas desde que Jin Seokhyun había regresado al pasado. Su cuerpo, antes escuálido y débil, comenzaba a recuperar la fuerza que alguna vez tuvo. Cada día, su entrenamiento se volvía más intenso, su resistencia aumentaba y su dominio sobre su propio cuerpo mejoraba. Aunque todavía le faltaba mucho para alcanzar su antiguo nivel, podía sentir que estaba progresando rápidamente.
Esa mañana, el sol apenas despuntaba en el horizonte cuando Jin terminó su rutina diaria de ejercicios. Su respiración era pesada, el sudor empapaba su ropa, pero en su rostro había una expresión de satisfacción. Se estiró para relajar sus músculos tensos cuando, de repente, una notificación del sistema apareció frente a él.
[Misión cumplida: Entrenamiento básico completado]
Recompensa: Mochila Espacial (Nivel 1)
Jin frunció el ceño, sorprendido.
Jin Seokhyun: ¿Mochila espacial?
Con un gesto de su mano, abrió el inventario y notó un nuevo objeto flotando en la interfaz. Se trataba de una mochila de cuero negro con inscripciones doradas en los bordes. Al tocarla, sintió una energía extraña recorrer su brazo. Decidió inspeccionar sus propiedades.
[Mochila Espacial (Nivel 1)]
Espacio de almacenamiento: 10 espacios. Capaz de guardar objetos sin afectar su peso. Resistente al daño externo.
Jin Seokhyun: Esto... esto es increíble
Jin chasqueó la lengua, impresionado. No importaba lo mucho que había luchado en su vida pasada, nunca había tenido acceso a un objeto como este. Era una ventaja inmensa.
Mientras inspeccionaba la mochila, una presencia se acercó. Al levantar la vista, vio a Rina Valderis caminando hacia él con una expresión de curiosidad. La maga de cabellos oscuros y ojos penetrantes lo observó con los brazos cruzados.
Rina Valderis: Jin, te he estado buscando.
dijo con tono serio.
Rina Valderis: Hay un problema en las afueras del pueblo.
Jin viendo a Rina centró su atención en ella.
Jin Seokhyun: ¿Qué ocurre?
Rina Valderis: Unos exploradores encontraron rastros de actividad de bestias cerca del bosque del este. Al parecer, algunos comerciantes desaparecieron en la zona
Jin asintió, su expresión endureciéndose. Las bestias ya habían empezado a moverse. Esto confirmaba que el tiempo no iba a esperar por él.
Jin Seokhyun: Voy a ir.
Dijo sin dudarlo.
Jin Seokhyun: Necesito medir qué tan fuerte soy ahora.
Rina lo miró fijamente por un momento y luego suspiró.
Rina Valderis: Sabía que dirías eso. Vamos, te acompañaré.
Sin perder tiempo, ambos se dirigieron hacia la entrada del pueblo. Jin apretó los puños con determinación. Este sería su primer enfrentamiento tras regresar al pasado. Y no pensaba fallar.
El aire fresco de la mañana golpeó sus rostros mientras caminaban hacia la entrada del pueblo. Las primeras luces del día iluminaban el sendero, pero había algo inquietante en la quietud de la zona. Jin Seokhyun podía sentir la tensión en el aire, como si el mundo mismo estuviera esperando que algo importante sucediera.
Rina Valderis caminaba a su lado, sus pasos ligeros pero firmes. Su rostro mostraba una mezcla de seriedad y preocupación. Jin la miró brevemente, notando que, aunque su apariencia exterior parecía relajada, la maga estaba alerta, observando cada rincón con los ojos bien abiertos.
Jin Seokhyun: ¿Cómo es que encontraste esta información tan rápido?
Preguntó Jin mientras se ajustaba la mochila en su espalda, aún sin poder quitarse la impresión de lo que acababa de recibir.
Rina lo miró de reojo y sonrió levemente.
Rina Valderis: Los exploradores tienen una red de comunicación muy eficiente. Además, tengo mis propios métodos para mantenerme informada. El poder de la magia también ayuda en momentos como este.
Dijo con una sonrisa enigmática.
Jin no respondió, pero la sensación de estar en un terreno peligroso creció cada vez más. Sabía que su entrenamiento apenas comenzaba a mostrar resultados, pero la situación que enfrentaba era real. La invasión no era algo que pudiera ignorar, y esos goblins no esperaban que él estuviera preparado.
Al llegar al borde del bosque del este, un silencio ominoso se apoderó del lugar. Las hojas crujían bajo sus pies, y el viento se deslizaba entre los árboles, como si la naturaleza misma estuviera advirtiéndoles de lo que se avecinaba.
Rina levantó una mano para detenerse, haciendo que Jin también se detuviera. Su mirada se dirigió hacia el espeso follaje que se extendía ante ellos.
Rina Valderis: Las huellas son recientes. Los goblins no son simples enemigos. Probablemente estamos tratando con un grupo de ellos, y no son conocidos por su inteligencia, pero son rápidos y peligrosos en manada
Dijo Rina, mirando hacia el interior del bosque.
Jin asintió, su expresión era grave. Sabía que lo que encontrarían allí podría ser el primer enfrentamiento real desde su regreso, y si algo salía mal, no podría culpar a nadie más que a sí mismo.
Sin embargo, algo dentro de él despertaba. No era solo el deseo de venganza, ni la furia por lo que había perdido. Era la necesidad de demostrarle a sí mismo que, a pesar de los errores del pasado, tenía el poder para cambiar las cosas. Este sería su momento.
De repente, un sonido sordo rompió el silencio: el crujir de ramas. Jin reaccionó al instante, llevándose una mano a la empuñadura de la espada que había colocado en su cinturón. Rina hizo lo mismo, pero con una ligera sonrisa.
Rina Valderis: Parece que no necesitamos buscarlas.
Dijo Rina con calma, su voz segura.
En ese preciso momento, un grupo de goblins emergió entre los árboles. Eran criaturas pequeñas y de aspecto grotesco, con piel verde y ojos rojos que brillaban como carbones encendidos. Sus cuerpos eran delgados, pero musculosos, con garras afiladas y dientes puntiagudos. Los goblins comenzaron a gruñir, mostrando una agitación evidente al ver a los dos humanos.
Jin Seokhyun: ¿Es esta la amenaza?
Preguntó Jin, observando al grupo con cautela.
Rina asintió.
Rina Valderis: Esos son los más pequeños, pero pueden ser bastante molestos en número. No subestimes su velocidad
Advirtió, preparándose para la batalla.
Los goblins se abalanzaron hacia ellos, emitiendo un rugido animal que hizo que Jin se tensara. El primer goblin saltó hacia él, intentando arañarle con sus garras afiladas. Jin reaccionó rápidamente, esquivando el ataque con un ágil movimiento hacia atrás. Aprovechó el espacio y, con un giro rápido, lanzó un puñetazo directo al rostro de la criatura.
¡Pum!
El goblin fue derribado por el golpe, pero antes de que pudiera reaccionar, otro se lanzó hacia él. Jin rápidamente utilizó sus reflejos mejorados por el sistema, esquivando el ataque y contrarrestando con una patada que impactó en el pecho del goblin, empujándolo hacia atrás. La criatura cayó al suelo, aullando de dolor.
A su lado, Rina conjuró una bola de energía mágica y la lanzó hacia el grupo de goblins. La explosión de luz deslumbró a los enemigos, aturdiéndolos por un momento y dándoles la oportunidad de tomar la ofensiva.
Rina Valderis: Tienes que ser rápido. Ellos no se detendrán.
Le recordó Rina, mientras se preparaba para lanzar otra ráfaga de magia.
Jin asintió con determinación. Con un grito de batalla, se lanzó nuevamente al frente, enfrentándose a los goblins con furia renovada. Los ataques continuaron, uno tras otro, mientras Jin esquivaba, golpeaba y derribaba a las criaturas con una precisión cada vez más afilada.
Finalmente, después de un intenso intercambio de golpes y magia, el último de los goblins cayó al suelo, derrotado. El aire quedó en silencio, solo el sonido de las respiraciones entrecortadas de los dos guerreros rompía la quietud.
Jin observó a los goblins caídos. Aunque estaba agotado, sentía una sensación de satisfacción que lo invadió. Había ganado este primer enfrentamiento.
Rina se acercó, evaluando a los enemigos derrotados.
Rina Valderis: No fue mal para tu primer combate con goblins. Tienes potencial, Jin. Pero todavía hay mucho por mejorar.
Jin exhaló lentamente, mirando a su alrededor, el sudor resbalando por su frente.
Jin Seokhyun: Este es solo el comienzo. Aún no he alcanzado todo lo que puedo ser. Pero... estoy listo para lo que venga.
Rina sonrió levemente.
Rina valderis: Eso espero, porque esto apenas ha comenzado.
Con las criaturas derrotadas y el camino despejado, aunque el silencio después de la pelea se había hecho pesado, no todo estaba resuelto. El aire seguía cargado con la tensión de lo ocurrido, y ambos sabían que había algo extraño en la quietud del bosque. Jin, con el rostro cubierto de sudor y respiración agitada, miraba a su alrededor con cautela. Los goblins caídos no eran todo lo que el bosque tenía preparado.
Rina Valderis, igualmente alerta, se acercó a él con una ligera sonrisa, como si la victoria estuviera asegurada. Pero no podía evitar sentir que algo no estaba bien. No era solo la cantidad de goblins, sino cómo ellos habían aparecido tan rápido. Algo más debía estar ocurriendo.
Y estaba en lo cierto.
De repente, un sonido sordo y crujiente proveniente de los arbustos cercanos alertó a ambos. El aire vibró con una intensidad distinta, como si la tierra misma temiera lo que se estaba acercando.
Un goblin más salió del arbusto, pero este no era como los demás. Su cuerpo era más grande, más robusto, y su piel de un verde oscuro que reflejaba una siniestra luz bajo el sol de la mañana. Los ojos del nuevo goblin brillaban con una inteligencia perversa, y sus garras eran más largas y afiladas que las de sus compañeros. Este no era un simple goblin, era un Duende Rey, una criatura mucho más poderosa y peligrosa.
Rina y Jin se quedaron en silencio por un momento, observando la criatura con asombro y cautela. Sabían que enfrentar a un Duende Rey era algo que no podrían subestimar.
Rina Valderis: Esto no es bueno. Un Duende Rey... Los goblins comunes no tienen el coraje de salir tan cerca del pueblo sin su líder.
Jin frunció el ceño, sus manos se cerraron en puños, sintiendo cómo el sistema aumentaba su alerta. En su mente, el sonido de las notificaciones del sistema estaba apagado por el rugido del monstruo frente a él.
El Duende Rey rugió, un sonido gutural que hizo temblar las hojas a su alrededor. Su tamaño imponente y su aura de fuerza bruta dejaron claro que no sería una pelea fácil.
Jin Seokhyun: Esto será más difícil de lo que pensaba... pero debo luchar.
Antes de que pudiera prepararse adecuadamente, el Duende Rey se lanzó hacia ellos con una velocidad impresionante. Jin intentó bloquear el ataque con sus puños, pero el impacto fue tan fuerte que lo desestabilizó, enviándolo hacia atrás con un golpe brutal en el pecho. El aire le fue arrancado de los pulmones, y su visión se nubló por un momento. Casi se desploma, pero logró mantenerse en pie, aunque con las rodillas temblando.
Rina Valderis: ¡Jin! ¡Cuidado!
Sin embargo, el Duende Rey no se detuvo. Antes de que Jin pudiera recuperarse, el monstruo lo atacó nuevamente, esta vez con su garra extendida, que cortó el aire y le rasgó el costado. La sangre brotó de la herida, y Jin soltó un gruñido de dolor.
Jin Seokhyun (jadeando): ¡Agh!
La herida ardía, pero aun así, Jin no podía permitirse caer. Sabía que si no actuaba rápido, todo terminaría ahí. Sin embargo, el dolor era insoportable, y aunque su cuerpo reaccionaba con rapidez, no era suficiente para contrarrestar la fuerza del Duende Rey.
Con dificultad, se giró hacia Rina y, entre jadeos, le gritó.
Jin Seokhyun: ¡Rina! ¡Vete al pueblo! ¡Busca ayuda! ¡No puedo enfrentarlo solo!
Rina lo miró, shockeada por el daño visible en el cuerpo de Jin. Sin embargo, su expresión no se relajó ni un segundo. El Duende Rey no se detuvo en su ataque, y ella sabía que, si no hacía algo rápidamente, Jin caería. Pero la decisión fue difícil. A pesar de todo, el instinto de protegerlo y la responsabilidad de no dejarlo solo la empujaron a actuar.
Rina Valderis (mirando al Duende Rey): ¡No! ¡No te voy a dejar aquí!
Pero Jin, a pesar de su dolor, la miró con firmeza, los ojos brillando con determinación.
Jin Seokhyun: ¡Rina, escucha! Si sigues luchando aquí, los dos caemos. No tienes idea de lo que esta cosa es capaz. No tengo fuerzas para seguir, pero tú... puedes traer ayuda. ¡Ve al pueblo y avísales! Te lo ordeno.
El Duende Rey rugió, acercándose a ellos con más agresividad, mostrando sus dientes afilados y su garra lista para destrozar. Rina vaciló, pero algo en los ojos de Jin la hizo tomar una decisión en ese instante. Podía ver que él estaba al borde de sus fuerzas, y no podía arriesgarse a perderlo ya.
Rina Valderis: ¡Te lo prometo, Jin! ¡Te traeré ayuda! No te mueras antes de que regrese. ¡Resiste!
Antes de que Jin pudiera responder, Rina se giró rápidamente, corriendo hacia el pueblo con toda la velocidad que sus piernas le permitían. El viento golpeaba su rostro mientras avanzaba, sabiendo que solo ella podía salvar la situación.
Jin, ahora solo frente al Duende Rey, no tenía más opción que seguir luchando. A pesar del dolor, sus manos se cerraron con fuerza en puños, y con un grito gutural, se preparó para enfrentarse a la bestia una vez más.
Pero mientras sentía su cuerpo flaquear, algo en su interior despertó.
Mientras los minutos pasaban, la batalla entre Jin Seokhyun y el Duende Rey se intensificaba por momentos. El suelo bajo sus pies temblaba con cada impacto de los poderosos golpes del monstruo. Jin, aunque herido, seguía resistiendo, sus ojos brillaban con una feroz determinación. Cada vez que lograba esquivar o bloquear uno de los ataques del Duende Rey, sentía cómo el dolor lo ralentizaba. Su cuerpo estaba al límite, y las heridas acumuladas se sentían como un peso insoportable.
El Duende Rey no mostraba signos de cansancio. Al contrario, cada vez se volvía más agresivo, como si se alimentara de la furia de la pelea. Su garra cortó el aire en un movimiento rápido, y Jin apenas logró esquivarlo, aunque el impacto de una segunda garra le rozó la pierna. El dolor lo frenó, y fue en ese momento cuando el Duende Rey aprovechó la oportunidad.
Con un rugido gutural, el monstruo se lanzó hacia Jin con una velocidad sorprendente. Jin apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de que el Duende Rey lo golpeara con una garra cargada de fuerza. El golpe fue brutal, directo al torso de Jin, enviándolo de espaldas contra el suelo con tal fuerza que el impacto resonó en el bosque.
Jin Seokhyun: —¡Aghh!
Jin escupió una bocanada de sangre, su respiración se volvía errática. Los bordes de su visión comenzaron a desvanecerse. El dolor era insoportable, pero no podía darse el lujo de rendirse. Intentó levantarse, pero sus piernas temblaban, y el mundo parecía girar a su alrededor. El sonido de su corazón latiendo con fuerza se mezclaba con los rugidos del Duende Rey, que se acercaba para dar el golpe final.
Fue entonces cuando algo extraño ocurrió.
El sistema, normalmente callado durante las batallas, emitió un sonido alarmante. Una ventana flotante apareció frente a él, sus letras brillando en rojo:
[Alerta del Sistema: Alguien está intentando acceder al sistema forzosamente.]
Jin, con la mente nublada por el dolor, apenas pudo procesar el mensaje. Su cuerpo se encontraba al borde del desvanecimiento, pero algo dentro de él hizo que luchara por mantenerse consciente. No entendía cómo ni por qué alguien intentaba hackear el sistema, pero sabía que debía mantenerse alerta.
Jin Seokhyun: —¿Qué... qué es esto...? (susurró, con la voz débil).
En ese momento, algo indescriptible ocurrió. Jin, en el suelo, se levantó con una velocidad que no parecía humana. Su cuerpo se enderezó con una agilidad sobrehumana, como si las heridas y el dolor no existieran. Pero el Jin que se levantó ya no era el mismo.
Una sonrisa siniestra se formó en el rostro del ser que se había erguido en lugar de Jin. Los ojos de esta figura brillaban con una intensidad fría, y su energía se sentía completamente diferente. La esencia misma del ser frente al Duende Rey ya no era la de Jin Seokhyun, sino de algo más oscuro, más antiguo.
La sonrisa que se dibujó en el rostro de este nuevo ser era despiadada y llena de malicia. Con un movimiento brusco, extendió su mano hacia el Duende Rey, y una onda de energía oscura se lanzó contra el monstruo, empujándolo con tal fuerza que lo hizo caer de espaldas, arrojado por la pura fuerza de la energía.
Jin Seokhyun (o lo que ahora parecía ser él) habló con una voz que no era la suya, profunda y llena de un poder desconocido.
¿?: Es hora de que esta farsa termine.
El Duende Rey, sorprendido por el repentino cambio, se levantó con un gruñido, preparándose para atacar. Pero no tenía idea de lo que le esperaba. El ser frente a él era un Jin completamente distinto: más rápido, más fuerte y mucho más peligroso.
Con un giro rápido de su muñeca, el Nuevo Jin lanzó un golpe directo al Duende Rey, que fue detenido en seco. El impacto fue tan devastador que el monstruo pareció perder el aliento por un instante. La energía que emanaba del cuerpo de Nuevo Jin era tan poderosa que los árboles a su alrededor comenzaron a temblar.
Mientras la batalla continuaba, Jin Seokhyun (o lo que quedaba de él) apenas era consciente de su cuerpo, completamente dominado por esta nueva fuerza que lo había invadido. En su interior, algo resonaba, una voz lejana que le decía que debía recuperar el control, pero por ahora, no podía.