Capítulo 25: Elara - Bajo el Ojo de la Ley

La entrada a los túneles de servicio del metro era un descenso a otro mundo, incluso para alguien acostumbrado a las entrañas de Neo-Veridia. El aire era espeso, cargado de humedad, el olor a metal oxidado, aceite rancio y algo vagamente orgánico y desagradable. El único sonido era el goteo constante del agua filtrándose por el techo de permacreto y el eco distante de los trenes pasando por las líneas principales, un retumbar sordo que vibraba a través de las paredes.

Elara se movía con una eficiencia silenciosa que ahora era casi una segunda naturaleza, sus botas apenas haciendo ruido en el suelo resbaladizo. Sus gafas de visión nocturna convertían la oscuridad casi total en un paisaje verde y granulado de tuberías, cables y sombras danzantes. Su habilidad de Sigilo Nv. 3 y su Percepción Nv. 7 (mejorada permanentemente en su última compra) estaban al máximo, cada sentido alerta a cualquier señal de movimiento o presencia.

Siguiendo los mapas mentales que había memorizado, navegó por el laberinto de túneles, buscando la conexión de servicio que, según los planos, debería llevarla hacia los niveles más profundos de la Jefatura Central de la PNV. La encontró tras unos veinte minutos de avance tenso: un conducto de ventilación de gran diámetro, marcado con el antiguo logo de la PNV casi borrado por el tiempo y la mugre. La rejilla de acceso estaba asegurada con una cerradura magnética estándar, pero de grado industrial.

Sacó su datapad. "Sistema: Sondear cerradura magnética VNT-PNV-SB4." Usando su habilidad de Seguridad de Redes Nv. 2, analizó el protocolo de la cerradura. Era simple, pero requería una clave de anulación rotatoria que cambiaba cada ciclo. Sin embargo, detectó una vulnerabilidad en el firmware del controlador: un buffer overflow explotable si enviaba un paquete de datos malformado específico. Era una técnica que había aprendido estudiando el manual de Thorne.

Con cuidado, preparó el paquete de datos en su datapad y lo transmitió a través de una interfaz de cableado directo que conectó a los terminales expuestos de la cerradura (después de quitar la cubierta con su multiherramienta). Hubo un momento de tensión mientras el sistema procesaba el paquete... y luego un suave clic. La cerradura magnética se desactivó.

Abrió la pesada rejilla y se deslizó dentro del conducto de ventilación. Este era más grande que los que había usado en el Edificio Caelus, lo suficiente para moverse agachada con relativa comodidad. El aire aquí era más seco, vibrando con el zumbido de maquinaria pesada. Estaba entrando en el dominio del Sub-sótano 4.

Avanzó por el conducto, siguiendo las señales de flujo de aire y las lecturas del escáner de Jax. Detectó varias cámaras térmicas dentro del conducto, probablemente para monitorizar el flujo de aire o detectar incendios, pero estaban espaciadas y sus ángulos eran predecibles. Las evitó con facilidad, usando las sombras y los recodos del conducto.

Finalmente, llegó a una bifurcación que, según los planos, debería estar directamente debajo del área de almacenamiento de evidencia del Nivel 3. Buscó una ruta ascendente. Encontró un eje de mantenimiento vertical más pequeño, similar al que había usado para subir en el Caelus, pero este parecía mucho menos utilizado. La escalera estaba cubierta de polvo y telarañas.

Antes de empezar a subir, hizo un escaneo completo del eje con el dispositivo de Jax y las capacidades del Sistema. Detectó sensores de vibración en los peldaños de la escalera a intervalos irregulares y lo que parecían ser sensores acústicos de baja frecuencia cerca de las rejillas de acceso a cada nivel. Tendría que moverse con una precisión y silencio absolutos.

Comenzó el ascenso. Un piso. Dos pisos. El aire se volvió más frío, más estéril. El zumbido de la maquinaria del Nivel 4 dio paso a un silencio casi absoluto, roto solo por el zumbido agudo de los sistemas informáticos y de seguridad. Estaba en el Sub-sótano 3. El corazón de la bestia.

Se detuvo en la rejilla de acceso que, según sus cálculos, debería dar a un corredor cercano al Almacén 7B. Usó una microcámara de fibra óptica (otra pieza improvisada de su kit) para mirar a través de un pequeño hueco en la rejilla.

El corredor estaba vacío, iluminado por franjas de luz blanca y fría empotradas en el techo. Las paredes eran de un metal liso y sin rasgos. Vio dos cámaras de domo de alta resolución montadas en el techo, barriendo lentamente el área. No había guardias visibles por ahora, pero eso podría cambiar en cualquier segundo. Recordó la información que había extraído del sistema de horarios: las patrullas en esta zona eran irregulares pero exhaustivas.

Necesitaba desactivar o eludir esas cámaras, al menos temporalmente. Volvió a conectar su datapad a un puerto de diagnóstico de red que encontró cerca de la rejilla. Esta red estaba mucho más segmentada y protegida que la del piso 23 del Caelus. Su habilidad de Seguridad Nv. 2 apenas le permitió obtener una lectura básica de la topología local. Las cámaras estaban en una subred separada, detrás de un firewall robusto.

Intentó usar su Hacking Básico Nv. 1 para encontrar una vulnerabilidad. Probó exploits conocidos para el modelo de cámara que identificó. Nada. La PNV mantenía sus sistemas actualizados. La inyección de bucle que usó antes no funcionaría aquí.

Miró sus 27 PS. Podía gastar 20 en un impulso temporal de Hacking a Nivel 2. Era arriesgado gastar tanto, pero no veía otra opción para pasar las cámaras sin ser detectada.

"Sistema: Comprar Impulso Temporal - Hacking Nv. 2 (1 Hora). Coste: 20 PS."

[-20 PS. Habilidad: Hacking [Básico] Nv. 1 -> Hacking [Intermedio] Nv. 1 (Temporal - 1 Hora)]

[PS: 7]

La nueva afluencia de conocimiento fue inmediata. Vio nuevas posibilidades, nuevas técnicas. Identificó un protocolo de autenticación más débil utilizado por las cámaras para sincronizar la hora con un servidor interno. Podría intentar un ataque de "Man-in-the-Middle" muy localizado, interceptando y falsificando los paquetes de sincronización para congelar temporalmente la imagen de ambas cámaras mostrando un corredor vacío. Era complejo y requería una sincronización perfecta.

Trabajó rápidamente, sus dedos volando sobre el datapad, el sudor frío perlando su frente a pesar del aire frío. Preparó los paquetes falsificados, configuró la intercepción... y lanzó el ataque.

Observó a través de la fibra óptica. Las luces indicadoras de actividad en las cámaras parpadearon brevemente y luego se estabilizaron. ¡Funcionó! Tenía una ventana, quizás de uno o dos minutos, antes de que el sistema detectara la anomalía o el ataque perdiera efecto.

Forzó la cerradura de la rejilla (sorprendentemente simple, quizás asumían que nadie llegaría tan lejos) y se deslizó al corredor. Se movió rápido y en silencio, agradeciendo su Sigilo Nv. 3. Consultó el mapa mental. Almacén 7B, tercera puerta a la izquierda.

Llegó a la puerta. Era incluso más intimidante de cerca. Acero reforzado, múltiples cerraduras visibles (una magnética de alta seguridad, una de combinación digital, una cerradura física de alta resistencia), un escáner biométrico combinado (huella y retina), y sin duda, sensores internos.

Este era el verdadero desafío. Sacó sus herramientas, el impulso temporal de Hacking todavía activo. Tenía que trabajar rápido. Empezó por la cerradura digital, conectando una interfaz a su puerto de diagnóstico (si es que tenía uno accesible).

Justo cuando sus dedos comenzaban a sondear el sistema de la cerradura digital, una luz roja parpadeó débilmente sobre el escáner biométrico. No era una alarma, era un indicador de estado. Pero uno que no debería estar activo a menos que... a menos que alguien hubiera intentado acceder recientemente y fallado, o el sistema estuviera en un estado de alerta elevado por alguna otra razón.

Su instinto gritó peligro. Algo no estaba bien. La infiltración había sido demasiado... ¿fácil hasta ahora? ¿Había caído en una trampa? ¿O era simplemente la seguridad estándar siendo aún más paranoica de lo esperado?

Se detuvo, con la mano sobre la interfaz de la cerradura digital, escuchando, observando, su Percepción Nv. 7 esforzándose al máximo. El silencio del corredor pareció volverse más pesado, más expectante.

¿Continuar el intento de hackeo? ¿Buscar una ruta alternativa? ¿Abortar la misión? Tenía que decidir, y rápido. El tiempo de su impulso de Hacking se estaba agotando, y la sensación de que estaba parada sobre una bomba de tiempo era cada vez más fuerte.

Fin del Capítulo 25.