El amanecer en Neo-Veridia Inferior no traía consigo la calidez ni la promesa de un nuevo día, sino simplemente un cambio en la calidad de la luz opresiva, pasando de la oscuridad casi total salpicada de neón a un gris pálido y difuso que revelaba la suciedad y la desesperación con una claridad deprimente. Kaelen se alejó de los muelles abandonados y del hedor persistente del canal, adentrándose de nuevo en el laberinto urbano del Sector Delta. El viaje de regreso a la guarida de Oráculo en el Sector Gamma se extendía ante él como una prueba de resistencia y sigilo.
Aunque había completado la misión de la Zona Roja y ahora poseía 100 créditos y una pista vital sobre Lena, la sensación de logro era eclipsada por un profundo agotamiento y la conciencia aguda de los peligros que aún lo rodeaban. Apestaba a alcantarilla, estaba sucio, hambriento y operando con unos exiguos 10 PS. Era un blanco fácil, y lo sabía.
Decidió usar una parte de sus créditos de inmediato. Necesitaba parecer menos... indigente. Y necesitaba energía. Se desvió hacia una calle secundaria donde recordaba haber visto un pequeño mercado matutino improvisado, el tipo de lugar donde los trabajadores de los turnos nocturnos compraban estimulantes baratos, ropa de segunda mano y comida rápida y grasienta antes de retirarse a sus cubículos.
Con cautela, se acercó a un puesto que vendía ropa usada apilada en contenedores de plástico. Rebuscó rápidamente y encontró una chaqueta larga y oscura, desgastada pero relativamente limpia, y un par de guantes resistentes que ocultarían sus manos marcadas por cicatrices. Regateó brevemente con el vendedor somnoliento, pagando 15 créditos por ambas prendas. Cambiarse allí mismo habría atraído demasiada atención, así que simplemente se puso la chaqueta sobre su ropa sucia, esperando que disimulara un poco su estado y el olor.
Luego, se dirigió a un puesto que vendía estimulantes y medicamentos de bajo nivel. Compró dos estimulantes básicos (Stims), del tipo que ofrecía un impulso temporal de resistencia y concentración a costa de un posterior bajón desagradable. Le costaron 16 créditos (8 cada uno), un precio inflado pero necesario. No los tomaría todavía, pero tenerlos como opción de emergencia era crucial.
[Sistema: Estimulante Básico (x2) añadido al inventario físico.] (Nota: El Sistema rastrea consumibles clave aunque no se compren en su Tienda interna si el usuario los registra mentalmente o los manipula).
Ahora le quedaban 69 créditos en la tarjeta. Suficiente para comida, agua, quizás un lugar donde dormir de nuevo, o incluso para comprar algunos componentes electrónicos menores si decidía intentar construir algo más o reparar su equipo.
Con la chaqueta nueva y los Stims guardados, se sintió marginalmente más preparado. Reanudó su viaje hacia el Sector Gamma, moviéndose con un ritmo constante pero cauteloso. La ciudad estaba despertando a su manera caótica. Más gente llenaba las calles, el ruido del tráfico ligero y los transportes de servicio aumentaba, y las patrullas de seguridad corporativa eran más visibles, especialmente cerca de los límites con el Sector Gamma.
Kaelen usó su Percepción P7/D2 para navegar por la ruta más discreta, eligiendo callejones estrechos, pasarelas de servicio olvidadas y los niveles inferiores de edificios abandonados siempre que era posible. Evitó las plazas principales y los cruces concurridos. Observó a la gente, buscando señales de peligro: grupos de pandilleros reuniéndose, figuras solitarias observando desde las sombras (como los vigilantes que había visto antes), o la presencia inconfundible de seguridad corporativa estableciendo controles aleatorios.
En una ocasión, tuvo que esconderse rápidamente en el hueco de una puerta tapiada cuando una patrulla fuertemente armada de seguridad de Mitsutomo Corp (una de las corporaciones menores pero agresivas que operaban en los niveles inferiores) pasó registrando a varios transeúntes con una brutalidad casual. Kaelen permaneció inmóvil, conteniendo la respiración, hasta que la patrulla siguió adelante. Estuvo cerca. Un encuentro con ellos, en su estado y sin una identificación válida, habría terminado muy mal.
El viaje fue largo y agotador. El sol artificial subía en el cielo simulado muy por encima de las capas de la ciudad, pero aquí abajo, en las gargantas de hormigón y acero, la luz seguía siendo tenue y gris. El hambre volvía a hacer acto de presencia, y la fatiga amenazaba con ralentizarlo. Consideró tomar uno de los Stims, pero decidió esperar. Aún le quedaba un trecho hasta el Templo de Datos, y prefería guardar el impulso para una emergencia real o para la misión de OmniCorp más tarde.
Finalmente, después de lo que parecieron varias horas, reconoció los hitos familiares del Laberinto Nocturno. Estaba de vuelta en el Sector Gamma. La densidad de la multitud aumentó de nuevo, al igual que el nivel de ruido y el caos general. Se sentía extrañamente más seguro aquí, a pesar del peligro obvio; al menos era un caos que entendía un poco mejor que la desolación depredadora del Sector Delta.
Se dirigió directamente al Templo de Datos Caído. La plaza frente a él estaba tan lúgubre y llena de figuras sospechosas como siempre. Esta vez, sin embargo, al acercarse a la entrada principal, dos de las figuras que merodeaban cerca se separaron del grupo y le bloquearon el paso.
Eran humanos, un hombre y una mujer, ambos con ropa de cuero desgastada, modificaciones cibernéticas baratas (ojos que brillaban débilmente, nudillos metálicos) y una expresión dura y expectante. Kaelen se detuvo, su mano instintivamente cerca de su vibro-cuchillo.
"¿A dónde crees que vas, cara nueva?", dijo el hombre, su voz áspera. "¿Vienes a husmear en nuestro territorio?"
Kaelen mantuvo la calma. "Tengo asuntos dentro", dijo simplemente, sin especificar con quién.
La mujer soltó una risa corta y desagradable. "Todo el mundo tiene 'asuntos' aquí. Pero para entrar, hay un... peaje. O demuestras que perteneces".
Kaelen evaluó la situación. Eran dos. Probablemente matones de bajo nivel que extorsionaban a los recién llegados o a los débiles. Podría intentar pasar por la fuerza, pero eso atraería atención no deseada y podría terminar en una pelea que no podía permitirse con sus 10 PS. Podría intentar pagarles, pero odiaba la idea de gastar sus créditos duramente ganados en matones como ellos.
Recordó la misión que acababa de completar para Oráculo. Quizás mencionar su conexión, por tenue que fuera, podría ser suficiente. Era un riesgo; podría marcarlo como alguien de interés o hacer que intentaran sacarle más.
"Vengo de ver a Oráculo", dijo Kaelen en voz baja pero firme, mirando directamente a los ojos del hombre. "Y tengo que volver a entrar".
La mención del nombre de Oráculo pareció tener un efecto. Los dos matones intercambiaron una mirada rápida e incierta. La expresión del hombre se volvió un poco menos agresiva, reemplazada por una cautela desconfiada.
"¿Oráculo?", repitió el hombre, entrecerrando los ojos. "¿Qué asuntos tienes tú con Oráculo?"
"Eso es entre Oráculo y yo", respondió Kaelen, manteniendo el farol. "Pero él espera mi regreso. No creo que le guste que me retrasen".
Hubo otro momento de silencio tenso. Kaelen no se movió, manteniendo una postura calmada pero alerta, listo para reaccionar si era necesario.
Finalmente, el hombre hizo un gesto brusco con la cabeza. "De acuerdo. Pasa. Pero si nos estás mintiendo... te encontraremos".
Se apartaron, dejando libre la entrada. Kaelen les dedicó un breve asentimiento y entró en el Templo de Datos, sintiendo sus miradas clavadas en su espalda. El farol había funcionado, pero lo dejaba con una sensación incómoda. Su conexión con Oráculo, aunque necesaria, ya lo estaba marcando en el peligroso ecosistema del Templo.
Ignoró a los ocupas y carroñeros del nivel principal y descendió directamente por la escalera de caracol hacia la puerta de acero de la guarida de Oráculo. Esta vez, no tenía datos que entregar, pero tenía la intención de usar sus créditos para comprar algo esencial antes de intentar la misión de OmniCorp: información más detallada sobre el complejo médico en el Sector Épsilon donde podría estar Lena. Aunque Oráculo le había dado las coordenadas, cualquier detalle adicional sobre la seguridad, la disposición interna o la naturaleza exacta de la "actividad anómala" sería invaluable. Tendría que negociar con el fantasma digital de nuevo.