Capitulo 2: El Presente y El Comienzo De Su Aventura

17 años después…

Yerno estaba durmiendo en su cama, hasta que su madre gritó:

—¡YERNO! ¡EL DESAYUNO ESTÁ LISTO!

Yerno saltó de la cama por el grito y se cayó de cara al suelo.

Se levantó rápidamente y miró el reloj.

—¡Ah! ¡Voy tarde a esa cita! —gritó Yerno, mientras se vestía apresuradamente, agarraba su bulto y bajaba corriendo las escaleras.

Al ver la comida, preguntó:

—¿Qué tipo de desayuno es este? ¡Son solo pescados calientes!

Su madre lo miró y respondió:

—Nosotros, como usuarios de agua, consumimos comida marina en el desayuno, almuerzo y cena... ¡Así que respeta nuestra cultura!

Yerno se burló y dijo:

—¿Qué tipo de cultura incluye comida marina en el desayuno?

La madre le dio un fuetazo en la cabeza con una sartén y dijo:

—¡Cállate y termina de desayunar!

Yerno, sintiendo el fuerte golpe, decidió comerse el pescado sin protestar.

Después de desayunar, Yerno se disponía a recoger sus cosas, cuando de repente se escucharon golpes en la puerta.

La madre terminó de fregar los cubiertos usando su habilidad de agua y caminó hacia la puerta. Usó su visión de rayos X para ver quién estaba afuera y abrió mucho los ojos.

—Yerno, ¿podrías ponerte el equipamiento? —preguntó.

—¿Para qué? —preguntó Yerno, extrañado.

—Es algo importante... Solo póntelo rápido —dijo la madre.

Yerno se encogió de hombros y comenzó a colocarse su equipamiento de agua.

La madre abrió la puerta y preguntó a los guardias:

—¡Ah, qué sorpresa! ¿En qué puedo ayudarles?

Uno de los guardias la observó, pero otro preguntó:

—Hola, señora. Somos los guardias federales del presidente. Queremos saber si aquí vive un niño con una habilidad de [Maximum Effort].

La madre negó con la cabeza y respondió con tranquilidad:

—No he visto a ese niño en mi vida.

Uno de los guardias miró a Yerno, notando su parecido con la descripción, pero se sentía inseguro.

Otra guardia preguntó:

—¿Y ese joven que lleva equipamiento? Se ve muy similar al niño que describió el presidente.

La madre miró a Yerno, sintiendo miedo, pero decidida a protegerlo, respondió:

—Bueno, ya sabes... Algunos niños pueden parecerse mucho a otros.

Los guardias se miraron entre sí, pero uno de ellos, un guardia élite, no creyó sus excusas y dijo con autoridad:

—Señora, no voy a seguir escuchando mentiras. Ese niño es el que describió el presidente.

El guardia élite sacó su espada y la apuntó hacia la madre con intimidación.

—Devuélvanos al niño, inmediatamente —ordenó con firmeza.

Yerno observó todo y empezó a planear.

—Ese tipo no debe tener habilidades, ¿verdad? Seguro que usa veneno... —pensó, mirando al guardia élite.

El guardia lo miró y dijo:

—Tú, ven con nosotros.

Yerno negó con la cabeza y respondió:

—Estoy bien, acabo de desayunar un delicioso…

Antes de que terminara, un ataque pegajoso de veneno pasó cerca de él sin tocarlo.

—No juegues conmigo, payaso —advirtió el guardia.

Yerno observó cómo el veneno disolvía una pared.

Justo cuando el guardia se preparaba para lanzar otro ataque, la madre lo golpeó fuertemente en la cabeza con su sartén.

Los otros guardias retrocedieron, aumentando la distancia.

La madre los miró con una expresión que causaba pesadillas.

Los guardias huyeron de la casa de inmediato.

Yerno respiró aliviado y salió de la casa.

La madre lo miró y preguntó:

—¿A dónde vas, Yerno?

—Pues… voy a intentar obtener mi licencia de aventurero —respondió él.

La madre se quedó quieta, aún con la sartén en mano, mirándolo fijamente.

—¿Ajá? Pues no vas a ir a ningún lado. Tendrás que estudiar para obtener un bachillerato y no un emblema de madera hecho por un niño —dijo con severidad.

Yerno se llevó la mano a la cara y dijo:

—Sabiendo que mucha gente va a sospechar de mi falso equipamiento hecho para aparentar que soy un usuario de agua… Eso no tiene sentido.

La madre cruzó los brazos y respondió:

—¿No crees que estarás en más peligro allá afuera? No puedes ir solo. Además, será más fácil para que los guardias te capturen.

Yerno, preocupado, contestó:

—¿Entonces qué opción tengo? ¡No puedo quedarme en casa todo el tiempo! ¿Qué pasa si esos guardias regresan más fuertes? Ese golpe fue un milagro.

La madre suspiró y dijo:

—¿Vas a seguir con esa preocupación desde la semana pasada? No te va a pasar nada. Solo quédate conmigo.

—Jamás. Voy a irme de aventura, y vas a ver cómo sobreviviré sin ningún problema —dijo Yerno, con determinación.

La madre suspiró frustrada y gritó:

—¿¡Eso es lo que tú quieres!? ¡Pues ahí está! ¡Vete a tus aventuras de infierno y no me vengas llorando cuando uno de esos guardias te capture!

Yerno asintió con confianza.

—Te lo demostraré cuando regrese.

Caminó por la acera, mientras su madre lo miraba desde la puerta.

Después de unos minutos de aventura, llegó a una oficina de licencias aventureras y se dirigió al registro.

—¡Hey, amigo! Soy yo, el que pidió la cita hace dos meses —dijo Yerno.

El trabajador lo miró con fastidio.

—¿Qué quieres ahora, muchacho? ¿No ves que estoy ocupado?

Yerno puso los ojos en blanco.

—Vamos, no vengas con esa excusa. Vine por mi licencia.

El trabajador suspiró fuertemente.

—Bien… bien… Dame tu identificación.

Yerno sacó un papel con su información y se lo entregó.

El trabajador lo leyó y luego lo miró con los ojos bien abiertos.

—¿Yerno…? ¿En serio eres uno de ellos? —murmuró.

Se recompuso y dijo:

—Eres menor de edad para aventurar solo, lamentablemente. Debes estar acompañado por un adulto.

Le entregó un papel.

—Conozco a alguien que puede acompañarte. Viene de una ciudad de fuego llamada Flameyon. No está tan lejos. Solo tienes que tomar la ruta del Dry-Water River y cruzar el puente que te llevará hasta allá.

Yerno tomó el papel y asintió.

—¡Bien, lo tomaré! —dijo con entusiasmo.

(Y así, comienza su aventura.)