Yerno salió de la oficina y caminó por la acera, con su equipamiento.
Uno de los guardias miraba a Yerno con sospecha.
—¿Tú crees que ese joven es el mismo que describió el presidente? —preguntó el guardia.
—Al parecer su estilo de pelo es igual al de su padre. No se sabe si nació así —dijo otro guardia.
El tercer guardia que escuchó comentó:
—No sean estúpidos, ese estilo es muy común de ver en esta ciudad. Probablemente fueron parte de la cultura del agua.
Una guardia de élite, que era mujer, vio a Yerno y dijo:
—Ese joven debe ser Yerno. Aunque es cierto que los usuarios de agua siempre tienen ese estilo. No es muy común verlo en otras ciudades.
Ella continuó:
—También he visto usuarios de electricidad, hielo y fuego tener ese mismo estilo de pelo. ¿Pero no es raro que ese joven traiga equipamiento de agua?
Los guardias miraron a la élite. Uno dijo:
—Tienes razón… Y al parecer es como si fuera hecho por una vieja.
La guardia de élite sacó su espada del bolsillo y apuntó a Yerno.
—Atrápenlo —ordenó.
Uno de los guardias comenzó a correr. Yerno miró por detrás y gritó:
—¡SALAMADRE!
Yerno comenzó a correr rápidamente, mientras los guardias lanzaban ataques eléctricos.
Yerno esquivó uno tras otro, hasta que un relámpago apareció frente a él.
Los guardias seguían corriendo para abordarlo, pero Yerno los miró y dijo:
—Eh… ¿Cómo fueron sus días?
Los guardias lanzaron electricidad para paralizarlo, pero Yerno inmediatamente saltó para evitarla y se sostuvo de un letrero de restaurante.
Los guardias lo miraron, sorprendidos.
—No puedo creer que eso pueda saltar tan alto —dijo un guardia.
La guardia de élite entró y vio a Yerno encaramado en el letrero.
—¡Bájate de ahí, joven! ¡No tardarás mucho! —gritó la guardia de élite.
—¡Yo sé lo que tú me vas a hacer! ¡Tu presidente hizo algo malo con mi papá! —respondió Yerno.
La guardia de élite cortó el letrero, obligando a Yerno a brincar al otro lado. Yerno siguió corriendo.
La guardia de élite usó sus llamas para quemar el suelo.
Yerno miró abajo y vio cómo el piso se llenaba de llamas.
Saltó hacia un edificio y continuó corriendo sin parar, mientras la guardia de élite lo perseguía.
—¡Deja de correr, soquete! —gritó la guardia, disparando bolas de fuego.
Yerno esquivaba una tras otra y luego saltó por detrás de ella.
La guardia se detuvo y vio cómo Yerno caía detrás de ella.
Yerno intentó patearle la espalda, pero la guardia bloqueó el ataque con su espada, luego la balanceó e intentó golpearle el torso, pero Yerno esquivó y le dio un fuerte golpe en la cara.
La guardia dejó caer su espada y casi se cae del edificio.
Yerno corrió y la empujó, viéndola caer.
Suspiró y luego bajó del edificio para seguir caminando.
Yerno caminó hacia donde estaba el agua, que se convertía en vapor por las altas temperaturas.
Sintió calor y vio un letrero que decía:
NO ENTRE. PELIGRO: CALOR EXTREMO. PUEDE COSTAR LA VIDA SIN PROTECCIÓN CONTRA EL CALOR.
Yerno no le dio importancia y miró al cielo.
—Si tan solo pudiera brincar para evitar ese calor… ¿Qué tendría que hacer? —se preguntó.
Vio una hoja gigante y tuvo una idea.
Caminó frente a la hoja, la jaló para prepararse, pero la soltó por error y salió volando.
Los guardias corrieron hacia la situación y vieron a Yerno volando.
—Qué bien… Ese imbécil se escapó —dijo un guardia.
Después de unos minutos en el aire, Yerno cayó sobre un puente.
Se puso de pie y miró a su alrededor.
—¿Acaso esto es una ruta del Río Dry-Water? —preguntó.
Una persona caminó detrás de él y sacó un cuchillo.
Yerno se dio la vuelta y lo vio, notando el cuchillo.
El sujeto lo miró y dijo, mintiendo:
—Este cuchillo es solo un juguete, no te preocupes. Quería asustarte.
—Embustero, ese cuchillo es real —respondió Yerno.
La persona puso los ojos en blanco, burlón:
—Ah, pero qué tan inteligente eres. Obviamente quería apuñalarte. Pero al parecer este método tradicional no funciona, especialmente en un clima siempre soleado.
Yerno le dio un fuerte golpe en la cara y luego lo lanzó con una patada en el estómago.
Suspiró profundamente y siguió caminando. Observó cómo el agua se convertía en vapor y sintió un poco de calor.
—¿En serio que en Flameyon siempre está caliente? No entiendo cómo la gente vive aquí sin ningún problema —dijo, tomando agua de su equipamiento.
—Oye, compadre, ¿no crees que los usuarios de agua siempre están hidratados naturalmente? ¿Cuál es la necesidad de tomar tu propia agua? —dijo una guardia desde la muralla protectora de Flameyon.
Yerno la miró y respondió:
—Pues… Yo no me llamaría a mí mismo un usuario de agua si lo dices de esa manera.
La guardia lo miró fijamente y preguntó:
—¿Pues, quién eres?
Yerno levantó la mano y dijo:
—Mi nombre es Yerno, y mi habilidad es [Maximum Effort].
La guardia se sorprendió por la habilidad y dijo:
—Espera… [Maximum Effort]… ¿Esa habilidad que fue borrada de la existencia por la guerra de múltiples habilidades en 1875?
La guardia miró a su alrededor y dijo:
—¡Chico, estás en mucho peligro! ¿No te cambiaron las habilidades cuando naciste? ¡El presidente fue claro: la persona que tenga esa habilidad sufrirá una muerte súbita!
Yerno dio un paso al frente y dijo:
—A mí no me importa su ejecución. ¿Acaso es tan importante matar personas con esa habilidad que fue "borrada" hace siglos?
—Para el presidente sí es importante. Pero deberías alejarte de las guardias… Tienes suerte de que Flameyon no tenga muchas por la temperatura extrema que solo nosotros podemos resistir —explicó la guardia.
La guardia abrió una puerta, revelando una aldea.
—Yo creía que eso era una ciudad, no una pequeña aldea —dijo Yerno.
La guardia explicó:
—La ciudad está compuesta de múltiples aldeas. Siempre ha sido así, gracias a nuestros ancestros… y también a Solara.
Yerno la miró con curiosidad y preguntó:
—¿Quién es Solara?
La guardia respondió:
—Solara es la heroína de Flameyon. Fue responsable de liberar a todos los usuarios de llamas y fuego de los ataques constantes de los usuarios de agua.
—Así que ustedes son como rivales —comentó Yerno.
—Sí, aparentemente. Por eso, a pesar de que Waterion y Flameyon están cerca, construyeron esta muralla para evitar ataques de agua.
Yerno caminó hacia la aldea y miró a la guardia.
—Fue un gusto conocerte. Me voy a buscar a la persona que va de aventuras conmigo —dijo.
La guardia se rió entre dientes:
—De nada, mijo, pero no te vayas todavía.
—¿Por qué? —preguntó Yerno.
La guardia le dio un dispositivo electrónico y explicó:
—Este dispositivo se usa para escanear las estadísticas de tus oponentes, mostrando habilidades y calculando el nivel de destrucción de cada una.
Yerno miró el dispositivo y lo guardó en su bulto.
—Ah bueno, gracias señora —dijo Yerno, y caminó hacia la ciudad.
(¿Cuál será su primer compañero para esta aventura?)