Los tres salieron del bosque y caminaron alrededor del parque. Iris vio a una persona anunciando algo y dijo:
—Chicos, miren lo que está pasando.
Yerno y Flare miraron al anunciador. Flare dijo:
—Ese debe ser el de los clanes. ¿Acaso significa que viene una nueva oportunidad para que los clanes suban de maestría con sus habilidades?
Yerno miró a Flare y preguntó:
—Eso suena sacado de un juego, ¿qué significa?
Flare respondió:
—Los clanes son grupos de individuos que vienen de diferentes ciudades con el propósito de subir su maestría y mejorar sus habilidades mediante batallas. El más fuerte es donde está el Presidente.
Yerno pensó: «Ahí está el presidente, ¿eh? Voy a ver si puedo enfrentarlo».
Flare leyó su expresión y añadió:
—Y para que tú lo enfrentes, hay diferentes rangos: desde el rango Madera hasta el Maestro.
Yerno gruñó y dijo:
—Por supuesto, me arruinaste mis expectativas... Pero, ¿cómo puedo subir de rango?
Flare contestó:
—Hay 10 clanes alrededor del lugar, y cada uno requiere un rango específico. El de Veneno lo colocan para el rango Madera en adelante. Muchas de las ciudades requieren un rango más alto dependiendo de la maestría de las personas. Tendrás que pasar por cada clan para subir de rango.
Yerno preguntó:
—¿Acaso tú fuiste a un clan?
Flare sacudió la cabeza y contestó:
—Los príncipes y princesas de diferentes ciudades no tienen permitido enfrentar a los clanes. Pero podemos tener una identidad falsa, ya que está justificado en caso de que necesitemos entrenar.
Flare sacó su identificación falsa.
—Como esta, por ejemplo.
Flare guardó su identificación y añadió:
—Pero primero, tienes que practicar. Tu habilidad tiene potencial para hacerse más fuerte.
De repente, una bala venenosa falló por una pulgada.
Yerno, Iris y Flare miraron hacia donde se disparó.
Flare dijo:
—Yo te dejo esos cuatro.
Yerno suspiró y se puso en posición de combate.
Comenzó a correr hacia los cuatro y empezó a golpearlos uno por uno.
Los que observaban se fueron corriendo del miedo, pero Iris arrojó polvos de hielo para contenerlos.
Flare caminó hacia los otros y preguntó:
—¿Ustedes son guardias federales?
Uno respondió:
—No somos guardias federales. Somos ladrones de una ganga popular.
Iris caminó y se paró justo al lado de Flare. Dijo:
—¿Cuál es el punto de robar cosas si no tenemos nada?
Flare miró a Iris y dijo:
—¿A qué te refieres con eso? Yo traje mis cosas.
Iris se dio cuenta y miró a una persona en específico. Gritó:
—¡Flare, esa [censurado] robó tus cosas!
Flare miró a Iris y bromeó:
—Tranquilízate con las palabras de la maldad. No querrás derretirte en furia, ¿verdad?
—¡Cállate y ayúdame a atraparla!
Iris comenzó a correr, con Flare y Yerno siguiendo la trayectoria.
Yerno miró hacia donde se dirigía la persona, tuvo una idea y se movió en una dirección opuesta mientras Flare e Iris seguían corriendo.
La persona que robó siguió flotando y se fue hacia el lado opuesto. Decidió pararse en un árbol y encendió una radio.
—Encontré a ese idiota de Yerno. ¿Qué hago después?
La radio respondió:
—Bien hecho. Quiero que me envíes la ubicación en la que está. Con eso podremos capturarlo con una trampa venenosa para que no escape ni resista.
Yerno brincó detrás de la persona y esperó a que terminara la conversación, escuchando atentamente.
La persona no sabía que Yerno estaba detrás de él. Siguió hablando:
—Hm, qué raro. Me dice que él está donde yo estoy.
La radio respondió:
—Eso sí es raro. Yo creía que estaba como a 2 kilómetros de nuestra ubicación.
La persona revisó el dispositivo y dijo:
—Y el sistema que me enviaste no está roto... esto se está volviendo aún más extraño.
Yerno tocó el hombro de la persona.
La persona miró detrás y se asustó.
—¡Cómo mie—!
Yerno no lo dejó terminar de hablar, le dio un fuerte golpe que lo envió volando.
La radio cayó al piso, y se escuchó a alguien riendo:
—Vaya, vaya, vaya. Pero qué tenemos aquí... Sabía que eras tú.
Yerno miró la radio y dijo:
—Hiciste un buen intento. Afortunadamente, fallaste el plan.
La radio dijo:
—Eso es algo que no puedo negar. Me sorprende lo rápido que corres físicamente sin usar tu habilidad. Se siente como un superhéroe, ¿verdad?
Yerno dijo:
—¿Qué quieres?
La radio respondió:
—¿Ah, lo que yo quiero? No soy capaz de obedecer tus órdenes, jovencito. Por lo tanto, no estarás vivo por mucho tiempo.
Yerno miró fijamente la radio. Esta siguió hablando:
—La ciudad a la que estás por entrar está llena de peligro. Y si no entiendes a qué me refiero, tendrás que caminar con la radio en la mano. Yo sé más que Flare e Iris.
Yerno preguntó:
—¿Y cómo sabes eso?
La radio respondió:
—No voy a contestar esa pregunta. Es una falta de respeto que intentes revelar mi secreto.
Yerno sonrió y dijo:
—¿Y qué vas a hacer? Sabes que no hago caso a nadie sospechoso.
La radio dijo:
—Entiendo, pero tendrás que creerme. Yo sé una entrada y una salida. Y esos dos que acabas de ver no sirven de nada. Así que ven conmigo a la ciudad.
(Continuará…)