—¿Ustedes dos son siquiera humanos? —gritó el Suegro furioso—. Xu Hao es un yerno tan bueno; ¡ha sido mejor con ustedes, tu hermano y nosotros que nuestro propio hijo! ¡Qué desvergonzados! ¡Especialmente tú! ¡Niña malagradecida! ¡Podría golpearte hasta la muerte! ¡Cómo pudiste hacer algo tan vergonzoso!
—¡Discúlpate con Xu Hao inmediatamente y admite tu error! Si él no te perdona, entonces... ¡entonces mejor muérete! Ya no sé... ¡ay! ¡Hao, oh Hao! ¡Papá lo siente por haber engendrado a alguien tan ingrato!
El Suegro estaba tan enojado que se sintió mareado y no podía respirar. A la Suegra no le importó en absoluto y en cambio le dijo al Suegro que se callara:
—¡Qué disculpa! Las vergüenzas familiares no deben exponerse. Si no ayudas a encubrir a tu hija y gritas tan fuerte a propósito, seguramente quieres que se divorcien, ¿no?
Mi esposa fue a apoyar a la Suegra: