Cada Festival del Medio Otoño, Xia Wan y yo no vamos a mi casa, sino a la de la Familia Xia.
Pensando en todos estos años, por Xia Wan, esta miserable mujer, hice que aquellos que me aman estuvieran tan desconsolados.
Estoy con tanto dolor, incapaz de controlarme.
Después de renacer, por supuesto, quiero compensar a mis padres y a los demás que me aman.
Fui directamente al grano y le dije a Xia Wan que quería ir a casa.
—Sabes, el Tío y la Tía acaban de invertir en este proyecto, y mi vecino resulta ser de la Ciudad H.
—Así que esta vez que volvamos, también ayudaré al Tío y la Tía a investigar al respecto.
Xia Wan frunció el ceño; nunca le han gustado mis padres.
En aquel entonces, mi madre cocinó ella misma para Xia Wan, quemándose varias ampollas en las manos.
¡Al final, Xia Wan apenas probó un par de bocados antes de tirar el plato a la basura justo frente a mi madre!
—Está bien, pero ya conoces las reglas de la casa. Hay que preparar todos los regalos necesarios.