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El día transcurrió según lo planeado, Cassandra estaba mucho más relajada que antes y este lugar servía alcohol, así que bebió un poco aunque Kyle decidió mantenerse sobrio porque tenía que conducir de regreso.
Él no era quien necesitaba desestresarse, así que le permitió estar en su elemento.
Cuanto más bebida entraba en su sistema, más libre se volvía porque poco a poco se estaba abriendo sobre lo que estaba pasando en su matrimonio.
—¿Es eso? —cuestionó Kyle con una ceja levantada, pero entendía por qué ella estaría molesta por algo así.
—Es estúpido, lo sé —respondió Cassandra con una sonrisa incómoda.
—No lo es, creo que cualquier cosa que te moleste merece ser considerada —la tranquilizó Kyle. Extendió la mano hacia la de ella sobre la mesa y, para su sorpresa, ella no la retiró.
Se revelaron los detalles sobre su pelea con su marido, no era porque él la estuviera engañando, sino porque no estaba haciendo los sacrificios necesarios para hacerla sentir vista.