Kyle decidió que era hora de consentirse, ya era tiempo de que gastara algo de ese dinero en sí mismo.
Esta era la vida que se había ganado, Kyle cambió su teléfono y todo su guardarropa, no tenía un estilo de moda fijo así que compró ropa variada.
Ya era hora de exigir el respeto que venía con su estatus.
Por eso necesitaba empezar a verse acorde a su papel; había una manera en que la gente lo trataría una vez que percibieran que venía de dinero.
Había algo retorcido en este mundo, pero Kyle iba a aprovecharlo. Tenía más de cuatrocientos millones, y sería estúpido si no pudiera disfrutarlo.
Kyle también compró la consola de videojuegos más reciente, sabía que podía satisfacer a su niño interior a este nivel porque podía permitírselo.
PS5 junto con todos los juegos que pudo ver, compró cada título porque no necesitaba trabajar ni hacer nada.
Kyle regresó a casa, y la cantidad de artículos que compró llenó su coche, tanto el maletero como el asiento trasero.