Jane oyó que alguien tiraba de la puerta, alguien estaba luchando por entrar y Jane ya sabía que no era Mike. Mike tenía las llaves y este hombre debía estar intentando entrar sin permiso.
Jane sabía que corría el riesgo de agitarlo si hacía ruido, así que mantuvo la boca cerrada.
No estaba segura de qué tenía en mente, pero ya tenía una idea.
Mike debía haber sabido que algo así habría sucedido y por eso cerró la puerta con llave.
Jane contuvo la respiración, su corazón parecía que iba a explotar fuera de su pecho porque el hombre estaba tratando de forzar la cerradura.
No sabía por qué estaba tan desesperado por entrar, pero tenía una idea: era por ella.
Este lugar no parecía tener muchas mujeres por ahí, así que era natural que su cuerpo respondiera ante una belleza como Jane.
—¡Maldita sea esta puta cerradura! ¡Mejor prepárate porque una vez que abra esta cerradura, vamos a divertirnos mucho! —el hombre ladró, pero Jane sabía que necesitaba mantener la calma.