Eres Una Chica Mala

- Día 5 -

Nos despertamos a la mañana siguiente sintiéndonos descansados y energéticos. Escucho los lindos ronquidos de Blossom y veo que mi pecho está cubierto de baba. Ella sigue acurrucada sobre mí, negándose a soltarme como si su vida dependiera de ello. Dejo que las damas duerman otros 30 minutos mientras me relajo en la cama y disfruto del entrañable momento.

Cuando finalmente es hora de levantarse, me desenredo suavemente del firme agarre de Blossom. Ella se mueve y muy reluctantemente me suelta. Después de vestirnos, Ayame y yo bajamos para visitar a Martha, la esposa del posadero. Le pedimos que lave toda nuestra ropa, incluida la de Blossom. Martha acepta sin pedir pago extra, y me encuentro apreciando cada vez más a estas dos personas.

Si hay una manera rápida de ganarse mi corazón, ese método definitivamente es darme cosas gratis.