NecroBin

Quinlan, un simple trabajador de oficina, se encuentra transmigrado a una tierra de fantasía extremadamente peligrosa como un Commoner de nivel 1 sin nada a su nombre excepto su ingenio, y un don único que acompañó su teletransportación.

Nadie en Thalorind podría haber predicho que esta llegada discreta algún día ascendería a la cima, redefiniendo el significado mismo del término 'poder'... Y que podría haber logrado dicho resultado uniéndose a una organización criminal y abriéndose paso a través de sus rangos.

Al principio, Quinlan estaba dolorosamente débil y solo, pero gracias a sus graves problemas de confianza, unirse a un equipo era... difícil. Sin embargo, pronto notó que mucha gente en este mundo tiene collares alrededor del cuello... Personas que no podían exactamente traicionarlo.

Sigue el viaje de Quinlan mientras crece en fuerza, acumula riqueza, lucha a muerte y conoce a hermosas damas.

Descargo de responsabilidad: He recibido algunas quejas de algunos lectores de que mi protagonista no es un verdadero villano, y tengo que estar de acuerdo; si estás buscando algún protagonista completamente psicópata que quema aldeas de granjeros al azar solo por diversión, entonces no leas.

El protagonista es un hombre despiadado que hace cosas malvadas de vez en cuando, pero solo a sus enemigos o a aquellos que considera verdadera escoria. No obtiene ninguna alegría de atormentar a extraños.

Tampoco leas si quieres una historia sobre comprar esclavas sexuales y violarlas, eso no sucede en esta novela. Él tratará a las mujeres con las que quiere estar como si fueran personas normales, sean esclavas o no.

Villano Primordial con un Harén de Esclavas

Blossom me lanza una mirada cómplice antes de asentir y luego darse la vuelta para irse.


Me inclino y susurro al oído de Ayame:


—Operación Liberación Peluda está en marcha. Repito, Operación Liberación Peluda está en marcha. Equipo de batalla, prepárense para la acción. ¿Está la Hermosa Guerrera Bebé lista para el despliegue?


Ayame se gira lentamente, sus ojos entrecerrados mientras me fulmina con la mirada. Levanta una ceja y silenciosamente articula algunas palabras muy poco femeninas, después de lo cual susurra:


—Te odio tanto... ¡Más te vale esperar que nunca logre deshacerme de este contrato de esclavitud, Quinlan!


Me río de su adorable amenaza y ella tampoco puede evitarlo cuando su expresión furiosa se quiebra y también sonríe levemente. Es obvio que le molesta ese apodo pero no le importa lo suficiente como para estar realmente enojada conmigo.


Operación Liberación Peluda Está En Marcha