La Ventana de Estado de Blossom

Una vez que Blossom y yo terminamos de jugar a ser príncipe y princesa, ella me baja y le indico que se vista con la ropa que Ayame compró para ella. Mi amada bajita hace tiempo que nos dejó a los dos a nuestro aire y fue a vender mi armadura, que me había quedado pequeña.

Mientras espero a que Blossom se prepare para partir, examino nuestras otras ganancias de la pareja de esclavizadores, específicamente sus pocas joyas y pinturas. Los collares y anillos parecen lo suficientemente discretos como para no preocuparme de que puedan rastrearse hasta Julia, pero las pinturas son otra historia.

Bueno, no es que sean obras maestras ni nada, pero no sé qué tan inteligente sería empeñar objetos que obviamente son hechos a mano y son únicos. ¿Tal vez si vamos a un pueblo lo suficientemente lejano?

Eh. Simplemente no valen el riesgo. Decido tirarlas en un callejón escondido cuando se presente la oportunidad.