Mi Juramento

Ayame retrocede bailando. Está completamente imperturbable, sus movimientos son tan elegantes como siempre. Cada vez que intento acercarme, ella ya se ha ido y entonces sus golpes aterrizan con despiadada precisión.

Está en todas partes a la vez, siempre fuera de alcance, siempre un paso adelante. Mi frustración crece con cada ataque fallido, cada intento fallido de asestar un golpe. Ella bloquea fácilmente mis ataques, su espada de madera moviéndose más rápido de lo que puedo seguir. Cuando creo que la tengo, se escapa, dejándome expuesto a otro golpe devastador.

Mi cuerpo grita de dolor, y mi respiración sale en jadeos entrecortados. Estoy dando todo lo que tengo, pero simplemente no es suficiente. Ayame no es solo mejor - está muy por encima de mí. Cada movimiento que hago, ella lo contrarresta con una fluidez y precisión que me hace sentir como si estuviera atacando en cámara lenta.

Ayame tampoco cesa en su asalto verbal: