Me enfrento a cierta resistencia, pero no es nada comparado con lo que una entidad con más de 50 de Fuerza podría hacer si se lo propusiera. A regañadientes, ella se deja llevar de vuelta a mi lado, después de lo cual vuelve a apoyar su cabeza en mi hombro.
Ahora que tengo una dama a cada lado, las envuelvo a ambas sosteniendo sus caderas con un brazo.
—Entonces, ¿qué te frustró ahora? —pregunto.
—Simplemente déjame en paz...