—La Madre está observando para ver quién ha caído de nuevo.
La mujer del vestido púrpura comenzó a hablar lentamente, su voz etérea, resonando por todo el salón como el sonido del agua de manantial fluyendo a través de un arroyo de montaña.
El niño sobre su hombro preguntó confundido:
—¿Qué tiene eso de interesante? La gente muere todo el tiempo, ¿no? Mientras la mitad de las lámparas en esta pared no se apaguen, el destino del Reino del Espíritu de Siete Estrellas no se cortará.
La mujer del vestido púrpura respondió:
—Recientemente, tres Inmortales Errantes han muerto, todos del mismo lugar, un lugar cerca de las Congregaciones del Mar Estelar. No sé si son los cálculos de las Congregaciones del Mar Estelar o si alguien más está causando problemas entre bastidores.
El niño entonces dirigió su mirada a las lámparas de aceite en la pared y comenzó a reflexionar.
En ese momento, unos pasos se acercaron desde la oscuridad detrás de ellos, y una voz envejecida surgió: