CAPÍTULO 13 Isaiah

—Sabes que podemos hacer todo el recorrido que quieras cuando regreses —dije mientras Alaia me llevaba a otra habitación de la casa de la manada.

Había una librería de nogal oscuro que cubría toda la pared izquierda. Había un sofá seccional negro con una piel de animal sobre uno de los brazos, decorado con mullidos cojines rojos y negros. En la pared derecha hay una gran chimenea con repisa y estanterías a ambos lados. La repisa está llena de marcos de fotos de mi familia y amigos.

En el centro de la habitación hay un escritorio de caoba en forma de L grabado con diseños intrincados. A la derecha del escritorio había ventanales dobles del suelo al techo con cortinas opacas rojas que daban a un pequeño balcón con vista al jardín de mi madre. Todo en esta habitación gritaba a mis padres. Me hice una nota mental para cambiar eso.

—Lo sé. Solo quiero ver todo lo que pueda antes de irme. Nunca se sabe lo que puede traer el futuro.

La atraje hacia mi pecho.