Tenía que compartir esta noticia con alguien que sintiera lo mismo que yo. Me apresuré a mi oficina con Isabella pisándome los talones. Literalmente corrí durante una hora entera sin parar cuando encontré su bufanda. Además, a Devon no le importaba estar afuera. No había superado el hecho de que Elena no hubiera aparecido en los últimos meses y se estaba poniendo extrañamente sospechoso.
Decidí ver qué tenía que decir Alaia. Según ella, Elena no había hablado con ella en un tiempo, manteniéndose oculta. Devon, por supuesto, no tomó bien la noticia, así que tuve que mantenerlo enfocado en otra cosa.
—¿Dónde encontraste esto y por qué no llamaste cuando los encontraste? —preguntó Isabella, sosteniendo el collar y la bufanda.