Zira sostenía a Arias en sus brazos con la cabeza alejada de la escena frente a ella. Le acariciaba la espalda para mantenerlo tranquilo mientras él se aferraba a Mister Giggles con un brazo y el otro alrededor de su cuello.
—No te preocupes, Bugga. Todo va a estar bien —le susurró.
Clary estaba al otro lado de la mesa con Zed flotando sobre ella. Enredaderas se retorcían alrededor de su cuerpo como serpientes, manteniéndolo inmóvil. Zira podía ver su lobo en la superficie mientras sus ojos dorados la observaban. Ella negó con la cabeza, pues sabía lo que él iba a intentar hacer.
—Escucha a tu hermana, muchacho —dijo Clary con una voz carente de calidez. Mantuvo sus ojos fijos en Zira—. En el momento en que intentes transformarte, esas enredaderas te harán pedazos.
Las enredaderas movieron a Zed más cerca del suelo como si se estuvieran debilitando.