Zira se despertó por el golpe del auto moviéndose por el camino. Todavía estaba oscuro afuera pero había un poco de luz en el horizonte, señalando que el sol saldría pronto. No se había dado cuenta de que se había quedado dormida. Entre calmar a Arias y la evidente frialdad de Zed, estaba exhausta. Giró su cuerpo para sentarse derecha en la parte trasera de la camioneta. Sus músculos y articulaciones se quejaron, y su pierna izquierda seguía dormida. Probablemente porque Arias dormía profundamente sobre ella.
Su movimiento hizo que Arias se moviera mientras ella contenía la respiración. Acostarlo había sido lo más difícil que había hecho jamás. Seguía llorando por Isaiah y Zira sabía que era porque estaba asustado. Le dolía saber que no había nada que pudiera hacer al respecto excepto estar ahí con él. Afortunadamente, Zed recordó traer a Mister Giggles, que estaba firmemente apretado bajo el brazo de Arias.