CAPÍTULO 176 Quién se siente afortunado...

Isaiah caminaba furioso por el bosque buscando la entrada de la Manada de Caminantes Antiguos. Habían estado deambulando durante lo que parecían horas y la luz del sol comenzaba a desvanecerse. Su ventana para llegar a Zira y Arias se estaba cerrando lentamente. Su suerte se estaba acabando, pensó mientras sentía el frío viento que soplaba por el bosque. La única persona del grupo que había estado allí antes estaba teniendo problemas de memoria.

—Juro que pensé que era aquí. Este árbol me resulta familiar —dijo Percy, examinando un árbol común. Un zapato voló directo a su cabeza.

—Has dicho eso de cada maldito árbol grande que hemos pasado, Percy —gritó Lana, quitándose el otro tacón—. Si hubiera sabido que íbamos a caminar, habría traído otros zapatos.

—Podría cargarte —ofreció Percy mientras Lana le respondía con un gruñido.

—¿Estamos seguros de que este lugar existe? —preguntó Hunter—. ¡Ah!

Saltó a un lado cuando María se dejó caer junto a él.