El Rey Alfa y su ejército se acercaron al castillo de la Manada de Lobos Blancos. Clary estaba sentada en una silla tipo trono que fue colocada frente a la puerta del castillo con Malachi detrás de ella. Cuando el Rey Alfa se acercó lo suficiente, Clary se teletransportó a unos centímetros frente a él.
—Hasta ahí es suficiente —gritó mientras los guerreros del Rey Alfa le gruñían, algunos incluso transformándose, listos para atacar. El Rey Alfa levantó su mano para calmarlos antes de volver su mirada a Clary.
—¿Dónde está mi esposa? —le gruñó.
La única respuesta de Clary fue una sonrisa mientras miraba a todos los guerreros excepto al Rey Alfa. Podía sentir cómo él se enfurecía cada segundo más.