La espesa niebla que una vez había nublado la visión de Alex finalmente se había disipado, revelando todo el horror de la forma definitiva del Demonio del Odio.
Alex había asumido que su transformación anterior, donde había ganado cuatro brazos enormes y alcanzado niveles inimaginables de poder, sería la última.
Ya parecía imparable, una fuerza más allá de lo que jamás había enfrentado antes.
Pero estaba equivocado.
En su furia más pura, el Demonio del Odio había convocado cada gota de odio que jamás había reunido, vertiendo la esencia de su propio corazón en una última y definitiva transformación.
Y ahora, estaba ante él.
Una pesadilla más allá de cualquier cosa que hubiera presenciado.
Aunque Alex flotaba alto en el cielo, sus cuatro alas manteniéndolo en el aire, apenas llegaba al estómago del monstruo.
La pura escala era devastadora para la mente.