#Capítulo 21 Tienes la oportunidad de irte
—Ryan, quiero estar contigo para siempre —dije, apenas creyendo lo feliz que me sentía, apenas recordando quién era yo o mi propósito. En ese momento, incluso la dulce venganza parecía que palidecería en comparación con esto.
Él todavía estaba soñoliento, pero abrió un poco los ojos para mirarme. Sus labios estaban curvados hacia arriba en una sonrisa feliz como nunca antes había visto, que irradiaba de su rostro habitualmente desaliñado y tenso. Sus ojos eran de un rico color leonado y ámbar como fuego amarillo. Su cuello era grueso y masculino con venas que se revelaban por todos los músculos de su cuerpo. Me maravillé de lo grandes que eran sus brazos y hombros, y lo segura y pequeña que me hacían sentir.