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Afortunadamente, la capacidad de Luca para mantener la compostura ya había alcanzado un nivel magistral. No surgieron situaciones embarazosas a pesar de la proximidad.
Cuando la canción finalmente terminó, dejó escapar un largo suspiro de alivio, limpiándose el sudor de la frente.
Si Lucia había disfrutado o no del baile, Luca no estaba seguro. Una cosa era cierta: él estaba casi en su límite.
Viendo el brillo de interés que aún persistía en los ojos de Lucia, indicando su deseo de seguir bailando.
Luca rápidamente puso una excusa sobre no sentirse bien y logró escabullirse.
La noche era profunda y oscura.
Fuera de la Mansión del Señor de la Ciudad, el ambiente seguía animado.
El gran banquete había durado hasta altas horas de la noche.
Muchas personas habían bebido demasiado.