Para la mayoría, Zenobia podría parecer un nombre común, pero cualquiera que hubiera oído hablar de ella probablemente se sorprendería por los pensamientos que cruzaban la mente de Sofía.
Zenobia era la mente maestra detrás del Cataclismo Divino, la que controlaba el dominio del pecado y la lujuria. También era la segunda hija del Rey Divino. Sin embargo, lo que asombraría a cualquiera que conociera su historia era que, en algún momento, había escapado silenciosamente del Reino Demoníaco Abisal y había tomado posesión del cuerpo de una joven, la propia Sofía.
—Oh querida, ¿cuál es la prisa? Él aún no está muerto, ¿verdad? —Una risa juguetona resonó en la mente de Sofía, y solo el sonido hacía sentir como si algo siniestro se estuviera agitando bajo la superficie. Incluso sin verlo, era fácil imaginar que esta era la risa de una verdadera hechicera.