Capítulo 66: Castigo

Los ojos de Selene se enrojecieron por la pena y cruzó los brazos sobre su pecho, cubriéndolo parcialmente. —No lo hice. Tienes una mente sucia. ¿Cómo puedes pensar así de mí?

La Abuela vio a Selene parada allí toda mojada cuando salió de la habitación y su rostro se tornó sombrío de repente.

Selene levantó la cabeza para mirar a la Abuela y dijo en tono afligido:

—Abuela, me caí a la piscina cuando fui a llamar a Jill hace un momento. Ella no me ayudó a salir y ahora me está regañando. Abuela, yo...

La Abuela la interrumpió enojada:

—Cállate. ¿Por qué no te envuelves en una toalla y vuelves a tu habitación cuando estás así de mojada? ¿No te da vergüenza?

Selene:

—Yo...

La Abuela gritó con ira:

—Ve al cuarto piso y arrodíllate frente a tu abuelo.

En el cuarto piso estaba la tablilla conmemorativa del Abuelo.

Selene conocía el temperamento de la Abuela, así que no se atrevió a decir nada y subió corriendo las escaleras llorando.