—Abuela, ¿me estabas buscando? —fue Juliana directamente hacia la Abuela.
La Abuela miró a Juliana y se sintió reconfortada por su atuendo sencillo.
—Jill, ¿sigues enojada con Selene?
—No —dijo Juliana mientras se sentaba junto a la Abuela.
Selene ni siquiera calificaba como una rival para ella. ¿Enojada?
Eso era imposible. ¿Quién se enojaría con un payaso en el escenario?
—Jill, no es que quiera ser parcial con Selene, pero soy vieja y moriré tarde o temprano —dijo entonces la Abuela de manera seria.
—Tu madre también se ha ido. Una mujer necesita su propia familia que la apoye cuando está casada. Tú y tu hermana podrán apoyarse mutuamente cuando yo no esté...
Juliana escuchó en silencio y no refutó las palabras de la Abuela, aunque le parecía ridículo.
Después de hablar un rato, la Abuela notó que Juliana no había dicho ni una palabra, así que suspiró:
—Prométele a la Abuela que te llevarás bien con Selene. También le daré una lección a Suzanne.