Juliana miró hacia arriba. Era el sonido de algo cayendo al suelo.
Benson estaba destrozando cosas.
Bang, bang, bang.
El sonido se hizo más fuerte.
Juliana frunció el ceño mientras levantaba el pie para subir las escaleras.
—Jill, ¿qué estás haciendo? —preguntó el viejo Sr. Leach.
Juliana miró hacia el segundo piso.
—Voy a ver cómo está Benson. No puedo dejarlo seguir así.
El viejo Sr. Leach no la soltó sino que la sujetó con fuerza.
—No, no puedes ir. Benson está teniendo un ataque y no reconoce a nadie en este momento. Si te acercas a él, saldrás gravemente herida, ¡o peor, muerta!
—Abuelo...
El viejo Sr. Leach aún no la soltaba.
—No te pedí que vinieras aquí a morir. Solo espera. Sobrevivirá la noche.
El viejo Sr. Leach se ahogó al decir la última frase.
Si Benson lo superaba, estaría en peor estado y más cerca de la muerte.
Pero si no lo lograba... el que moriría esta noche sería...
El viejo Sr. Leach no se atrevía a pensar ni a llorar.