—No la quiero. Un pedazo de basura producirá gas venenoso si se queda aquí por mucho tiempo —gruñó con disgusto Sebastián.
Si Juliana no lo hubiera pedido, no habría permitido que Selene bailara aquí.
Tenía muchas mujeres que podían bailar, que eran mucho mejores que Selene.
—¿Vas a dejar que Selene lleve la máscara todo el tiempo? —dijo Juliana arqueando una ceja.
Las luces eran coloridas y deslumbrantes, y no se podía ver el rostro de Selene con la máscara puesta así.
Juliana no tenía intención de darle a Selene una oportunidad de escapar con su máscara puesta.
¡Ya que Selene se había atrevido a seducir a su hombre, tenía que pensar en lo que le pasaría!
—Por supuesto que no. El equipo de ambiente tiene un horario y le pedirá a Selene que se quite la máscara cuando sea el momento. Ya que está aquí, ganaré más dinero —dijo Sebastián.
La investigación que estaba haciendo era costosa.