200 Tocarse las Trompetas

Juliana apenas miró a Selene y no le prestó ninguna atención.

—¿Ves? La multitud está respondiendo y el dinero está llegando rápidamente a mi bolsillo —seguía hablando Sebastián con Juliana.

Dos minutos después, Selene volvió al escenario. Esta vez, estaba vestida como una conejita, muy sexy y completamente diferente de su atuendo anterior.

—No sabía que eras un avaricioso —dijo Juliana, mirando el escenario.

—Tengo que ser un fanático del dinero. Toda la investigación cuesta dinero. Además, ¿sabes cuánto costó ese material medicinal que me diste? ¡Diez millones de dólares por una pieza! —se quejó Sebastián.

El simple pensamiento de que el material medicinal que había comprado había costado diez millones de dólares, que no estaba vivo sino seco, hizo que a Sebastián le doliera el corazón.

—Los maestros de otras personas ganan dinero para sus esposas. ¿Cómo es que mi Maestro gasta tanto dinero en su esposo? —dijo Sebastián, acercándose a Juliana.