203 Papá

—No me interesa —dijo fríamente Juliana al corpulento guardaespaldas frente a ella.

—Señorita, solo vaya a tomar una copa. El joven amo pagará por ella —el guardaespaldas seguía bloqueando su camino.

—No me falta dinero. Por favor, apártese —Juliana entrecerró los ojos y su voz se volvió fría.

—Señorita, vaya allí, tome una copa, déle su información de contacto al joven amo, y él le dará un millón de dólares —dijo el guardaespaldas.

—¿Y si no lo hago? —preguntó Juliana con voz fría al ver que el guardaespaldas no la dejaría ir hasta conseguir lo que quería.

—Solo puedo hacer que vaya allí. Espero que no sea estúpida —el guardaespaldas puso mala cara, luciendo aún más feroz y aterrador.

Sebastián notó lo que estaba pasando desde el piso de arriba y miró hacia abajo con preocupación.

Juliana apretó los puños, miró hacia arriba a Sebastián, y luego los aflojó.