Encontrando a David, otra vez.

Lo primero que hizo Phoebe cuando llegó a casa fue darle a Connie algunos caramelos de conejo blanco porque necesitaba cargar el colgante con energía fantasmal, por poca que fuera.

—Gracias —dijo Connie.

Era un tipo de cortesía poco común que sorprendió a Phoebe y al espíritu Sajón, dejándolos en silencio por un momento. Phoebe no tenía idea de qué le había pasado a la chica para que de repente se volviera amable con ella.

¿Seguía Connie asustada porque había desaparecido en el colgante por un rato?

—Eso está mucho mejor —El color del espíritu Sajón comenzó a regresar lentamente.

Phoebe estaba muy aliviada porque era la primera vez que lo veía tan agotado y pálido. Sin embargo, esto fue una lección para ella de no forzar los límites. Si el espíritu volvía a dormir como lo había estado haciendo antes de que ella activara el colgante con su sangre, ¿quién la ayudaría y guiaría?