Los ojos de Lucavion se abrieron con genuina sorpresa mientras observaba la devastación a su alrededor. El suelo que una vez fue sólido se había reducido a un paisaje destrozado, y el aire estaba cargado de rastros persistentes de energía caótica y cruda. Se volvió hacia Vitaliara, su expresión era una mezcla de conmoción y confusión.
—¿Qué demonios pasó aquí? —preguntó, con voz teñida de incredulidad.
Vitaliara, aún conmocionada por la fuerza de la explosión, se le acercó con cautela, sus ojos llenos de preocupación. [Fue por ti, Lucavion,] respondió, con tono serio. [La energía que liberaste durante tu avance... fue mucho más destructiva que cualquier cosa que haya visto jamás.]
—¿Por mí? —repitió Lucavion, todavía tratando de comprender la magnitud de la destrucción que había causado.